El pasado domingo 29 de mayo unas cuantas familias pedaleamos desde el 'solarón' a encontrarnos en el 'cascayu' con toda la gente que vino a ... acompañarnos y a mostrar su apoyo a este lugar tan emblemático, recuperado para las personas. Espacios en disputa que pretendíamos unir y que, por diferentes motivos, cuentan con gran apoyo que clama por una manera más saludable de vivir la ciudad.
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Pese a la sorpresa de algunos, incluir a nuestros pequeño/as en la cita no fue casual. Muchas familias llevamos ya varios meses pedaleando, patinando e incluso caminando junta/os, los últimos domingos de cada mes por las calzadas del centro de Gijón.
A esta cita mensual (La Critiquina) acuden pequeño/as, sus padres y el resto de su familia, incluida la más mayor, que ya se sabe que no puede pedalear por la ciudad pero en cambio es habitual verla en mallas y playeros subiendo por diferentes rutas, el alto de la Providencia.
Dejamos activa y festivamente claro que queremos una ciudad que atienda a las necesidades de espacio accesible, salud, movilidad y seguridad desde los más pequeños hasta los más mayores, que en muchas ocasiones y en una sociedad tan envejecida como la nuestra, son sus principales cuidadores.
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En esa ecuación, nuestros hijo/as son fundamentales y como habitantes de pleno derecho que son de la ciudad, merecen también ser partícipes activos en la reivindicación del espacio público. La ciudad no solo es de quien se desplaza por alguna tarea adulta, es también de quien crece y se desarrolla en ella. Es su ciudad, es su futuro y contra su energía, no hay oposición posible. Escuchen más a Pink Floyd.
Como anécdota de esta pasada convocatoria, una vez entramos al 'cascayu' en el lado avenida de Castilla, un par de nuestros niños (8 años), continuaron pedaleando mientras conversaban despistados a lo largo de todo el tramo hasta acabar en la explanada del Náutico. Los padres preocupados, tardamos un rato en encontrarlos pero no fue más allá de un pequeño susto para ambos.
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De ese momento nos quedamos con lo evidente: despreocupadamente habían podido cruzar el paseo con total seguridad y sin acompañamiento alguno. ¿Será posible que esto ocurra en un futuro cercano dando un paso atrás?
Unos tienen dinero para continuar temporalmente una ciudad con los niños en el asiento de atrás, otros tuvieron la oportunidad de comenzar a construir una ciudad más adaptada a las personas y ahora también reculan. Ambos se amparan en la legalidad pero ésta no contempla dónde entra el derecho de las familias a cuidarse en una ciudad mejor, con un reparto más proporcional y saludable del espacio público.
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