La playa de Poniente, vecina del proyecto ideado para Naval Azul, asiste estos días impávida a un capítulo más en las desavenencias entre el puerto ... de Gijón y el Ayuntamiento. Este arenal, antaño pedregal y mar contaminado, está próximo a cumplir 30 años. Hace tres décadas, no hizo falta recurrir a malas artes (al menos, públicamente) para recuperar una de las zonas más degradadas de la ciudad. Y eso que hubo que ir a por 133.000 toneladas de arena a Antromero, en Gozón, y traerlas hasta El Natahoyo en el interior de una draga que se convirtió en todo un espectáculo en el verano de 1994. Recuerdo sus fauces echando chorros y chorros de arena en plena Semana Grande, hasta que el agua cedió y el arenal comenzó a tomar forma.
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Quien presidía la entonces llamada Junta del Puerto de Gijón era Carlos Zapico, que, junto a Tini Areces (alcalde de la ciudad), soñaron en convertir una vieja zona industrial en playa. Muchos los miraron con incredulidad, pero cuando Astilleros del Cantábrico cerró y el puerto recuperó el suelo (no hizo falta cesión, ni que el Ayuntamiento sacara la chequera) empezaron a encajar las piezas de un complejo puzle que incluyó sanear la zona y crear el interceptor costero de El Natahoyo, la planta de pretratamiento de El Musel y la depuradora de Aboño. Un 3 de mayo de 1995, Poniente recibía a sus primeros bañistas. Tini Areces y el ministro Borrell la inauguraron y 'se batieron' en una carrera (sin quitarse el traje) en pleno arenal. Se pudo hace 30 años. ¿Por qué ahora no?
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