La franja de la discordia

Veo a las nuevas autoridades del Puerto más preocupadas por una diminuta lámina de agua –para la que no han mirado durante décadas–, que en resolver asuntos tan fundamentales y tan de su competencia como mejorar los accesos a El Musel. Si yo fuera Roqueñí, no sé, a lo mejor cogería el teléfono para preguntarle al ministro Óscar Puente adónde fueron los dineros que se iban a invertir en el fallido vial de Jove, o qué pasa con el manido proyecto de 'humanización' de la avenida del Príncipe de Asturias.

En el listado de asuntos que sí dependen del Puerto, y que no está mostrando interés alguno (al menos públicamente), podríamos incluir la creación de una estación de cruceros para que los turistas que llegan a El Musel vean algo más que grúas y asfalto desconchado cuando pisan tierra firme en Gijón. También la instalación de luz en la zona del Puerto Deportivo para que se pueda prácticar piragüismo entrada la tarde. Esa también es una lámina de agua, pero parece que no mola tanto como la de Naval Azul.