El incendio que días atrás se registró en la zona del 'solarón' más próxima a la estación ¿provisional? de ferrocarril da miedo y vergüenza. Miedo, ... porque las llamas podrían haber alcanzado los andenes donde aguardan ateridos los pasajeros para coger el tren, y vergüenza porque, en realidad, lo que se quemó fueron unos ajados colchones y unas maltrechas tiendas de campaña en las que intentan sobrevivir personas sin hogar. Que las hay, y muchas.
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Lo cierto es que la llegada a Gijón por tren da a turistas y no turistas una vergonzosa bienvenida. Por un lado, el 'solarón', con sus tiendas de campaña que afloran cada cierto tiempo cual plumeros de la Pampa. Y, por otro, los bajos del viaducto de Carlos Marx, en el que se apilan enseres y residuos de todo tipo y donde días atrás murió una de las tantas personas que allí malvivía. Pese a ser unos de los puntos de entrada a la ciudad, la zona no es, digamos, la mejor tarjeta de presentación. Vamos, que otrora, en tiempos de postales, no la habríamos incluido junto al Muro o la Cuesta del Cholo.
Pero claro, esto al ministro Óscar Puente, que ni siquiera se pone al teléfono cuando le llaman desde la Alcaldía de Gijón, poco o nada le importa. Él, a lo suyo. Ni su pasado alcaldable sirve para generar empatía con la ciudad. Pero aquí estamos, para recordarle que llevamos 14 años esperando por una estación de tren en condiciones, otros tantos para Lloreda-Veriña y los que te rondaré para los nuevos accesos a El Musel.
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