La libertad es otra cosa

Brutal. ¿De verdad en todo el diccionario, y mira que es amplio, no hay otra palabra más adecuada para definir un algo que se considera bueno, excelente, que merece ser disfrutado e incluso ser premiado, que causa sensación, que es muy grande, etc? Además, si uno busca el verdadero significado de brutal, salvo en lo referente a muy grande, poco o nada tiene que ver con lo que se quiere representar en su uso actual. En su día pasó algo similar con bizarro, cuya definición se ha adulterado por completo.

Respecto a novelón, haría la misma pregunta. Entiendo que se usa para ponderar la calidad literaria de un libro -quizá debiera usar empoderar, que ahora se utiliza como hace unos años se empleaba la laca-, pero como se recurre a ella para loar todo tipo de libros, todos, es decir, buenos, malos y regulares, pues me ocurre lo mismo que cuando escucho la palabra brutal. Doy un paso a un lado o atrás, y observo. Miro el libro con recelo, lo admito, y con ciertas sospechas, y cuando me dicen que un libro es un novelón brutal...

Las palabras evolucionan y se adaptan a los nuevos tiempos y nuevos usos, es una de las cosas más bonitas de nuestro idioma, pero las palabras también pueden pervertirse. Brutal, a mi juicio, se ha pervertido, perdiendo su verdadero significado y usurpando el lugar de otros vocablos que podrían definir mejor lo que se quiere expresar, como pueden ser espectacular, impactante, sobresaliente, buena, destacada, superior, etc. en función de lo que realmente queramos transmitir sobre los visto, leído, sentido, paladeado... Ocurre igual con novelón.

Una vez les hable de leonino y dantesco, de la pérdida de su valor, y hoy les hablo de brutal y novelón, mas me veo en la obligación de añadir otra palabra que, fíjense, no esperaba yo tener que incluirla en esta particular lista: libertad. ¿Cuántas veces la han oído en estos últimos meses? ¿Y en las últimas semanas? Cientos, tal vez miles, sobre todo desde que se convirtió en el lema de campaña de Isabel Díaz Ayuso. Sobre la victoria de Ayuso no les voy a hablar ahora en este artículo porque estarán hartos de leer sobre ello, pero quizá más adelante conversemos del asunto y de cómo era una victoria anunciada. En estas mismas líneas, un 30 de noviembre de 2020, les hablé de ello y del ascenso de Ayuso hacia Moncloa. Si yo fuera Casado...

En fin, de regreso al tema que hoy nos ocupa, les decía que a la pobre libertad le ha ocurrido, me temo, lo mismo que a brutal, novelón, leonino o dantesco. Ya no significa lo que realmente significa y eso que en el diccionario, sin ir a pensamientos más filosóficos y profundos, de esos que merecen un análisis más sosegado y un texto más amplio, hay doce acepciones. Libertad, ¿qué te ha pasado, libertad? Ver a cientos de personas, de toda edad y condición -porque esto no es cosa solo de jóvenes- corear la palabra mientras ensalzan sus bebidas y claman por su derecho a no se sabe muy bien qué, dejaría boquiabiertos a todos los que alguna vez sí se han visto obligados a luchar por la libertad, pero, sinceramente, no me sorprende porque cuando rebajamos el lenguaje y usamos cada vez menos palabras y las usamos, además, mal, dejamos de entender lo que realmente significan.