Luces y sombras

La recuperación económica es un hecho, aunque su dibujo difiere de la 'V' que dibujaba el Gobierno hace un año, cuando la vicepresidenta Calviño pronosticaba que el hundimiento económico provocado por el confinamiento daría paso a una recuperación igual de vigorosa. El incremento del PIB del segundo trimestre (1,1%) acabó con la uve. En Asturias, el relanzamiento de la economía se palpa en ratios tan sensibles para nuestra economía como el Índice General de Producción Industrial (IPI) que tuvo un aumento del 18,3% con respecto al mismo mes (septiembre) del año anterior, encabezando el crecimiento de la producción en España. Un aumento que se basó, sobre todo, en bienes de consumo duradero y en bienes intermedios. La pata principal del crecimiento, como es tradicional, correspondió al metal, que incrementó la producción en el segundo trimestre hasta rozar el 50% en términos interanuales. El 70% del valor total de las exportaciones asturianas correspondió al metal, posibilitando un aumento del 12,5% en el número de trabajadores, alcanzando una cifra similar de mano de obra contratada a la del primer trimestre de 2019. Si ampliamos el campo de observación y contemplamos el conjunto del comercio exterior (en la gran recesión de 2008, el elemento tractor en la recuperación española fueron las exportaciones al aumentar diez puntos porcentuales), nos encontramos con que en los registros de aduanas, entre enero y agosto, las exportaciones españolas tuvieron un aumento interanual el 22,1%, por encima del crecimiento de las exportaciones alemanas, francesas o del conjunto de la UE. En el aumento de las ventas al extranjero Asturias fue la segunda comunidad autónoma, con el 30,3%, sólo por detrás de Madrid.

El mercado de trabajo tuvo un comportamiento positivo en Asturias, aunque el dato del mes de septiembre haya sido malo, al crecer un 4,1% el desempleo. En las regiones (Galicia, Cantabria, Baleares) que tuvieron muy buenos datos de turismo en agosto, se elevó el paro en septiembre. Si observamos la evolución interanual (septiembre), Asturias ocupa el cuarto lugar en la disminución del desempleo, con 13.798 parados menos (-17,1%) y 7.507 ocupados más. Y si tomamos como referencia el mes que empezó la pandemia (febrero de 2020), también ocupa el cuarto lugar, con una bajada del 12%.

Por desgracia, la coyuntura económica es un claroscuro. No todo es positivo. Hay elementos muy negativos que dañan la actividad económica y, en algunos casos, amenazan con provocar un colapso. Lo que ocurre con el precio de la energía es muy grave y castiga doblemente a las regiones industriales. China incrementó un 15% la compra de gas en el primer semestre, creando inquietud en el mercado y dando paso a un aumento de la demanda en el resto de países para aumentar sus stoks. El principal input energético de la industria española es el gas (once puntos por encima del consumo eléctrico). En lo que va de año su precio se multiplicó por nueve. Nuestro mix energético se nutre, sobre todo, de gas y energías renovables (eólica y fotovoltaica). Hace un año, la industria asturiana tenía un sobrecoste en la tarifa de 24 euros MWh con respecto a la competencia francesa y alemana. Ahora se suma el incremento especulativo del precio del gas, mientras los competidores tienen energías sustitutivas (Alemania el carbón, Francia la energía nuclear). Algunas factorías ya han empezado a ralentizar la producción. El Gobierno de España no ha logrado que la UE realice compras conjuntas de gas. La industria electrointensiva está en una situación límite. Y Asturias con ella.