Farsante

Lamentablemente en estos días, y por boca del propio protagonista, hemos sabido que toda su labor era un montaje encaminado a obtener pingües beneficios.

Por otro lado. la pasada semana, y con la presencia de los reyes de España, se celebró en Mauthausen (Austria) el 80 aniversario de la liberación del campo de exterminio que durante los años de la Segunda Guerra Mundial el régimen nazi estableció en ese lugar. Meses antes, una película contó la historia de un personaje, tampoco voy a decir su nombre, que llegó a presidir la Amical Mauthausen durante algún tiempo haciendo creer a propios y extraños que había sido prisionero en el campo de concentración de Flossenbürg.

Toda la historia de este impostor es una auténtica mentira, pero que le permitió, hasta que fue descubierto en su ignominia, ser el máximo dirigente de una central sindical y ocupar un papel principal en la historia de la resistencia frente al nazismo siendo, incluso, distinguido con la Cruz de Sant Jordi.

Sin embargo no son sólo estos dos los únicos casos de farsantes. Se sabe de títulos, masters y estudios falsificados que llenan los currículos de personas dedicadas a la política y que, acostumbradas a vivir en la mentira, en medio del silencio cómplice de una sociedad inane, no tienen ningún problema en continuar llenando de basura todo lo que tocan y así nos va.