Sociedad

En cualquier caso, la razón por la que hablo aquí de esta revista es porque en uno de sus artículos me sorprendió el subtítulo que, destacando tipográficamente sobre el resto, decía lo siguiente: «El club es una miniciudad. Tenemos abogadas, diseñadoras, arquitectas, financieras… Refleja la sociedad». Se refería la autora de la frase a la existencia de un club privado, exclusivo para mujeres en el que sus socias fundadoras, emulando aquellas viejas sociedades de los siglos XIX y XX en las que sólo podían participar caballeros sustituyen en este caso, el género, pero no el clasismo que las caracterizó.

Hace años participé en un congreso en el que, en un momento determinado, alguien sentado en la mesa presidencial tuvo la desgracia de romper una botella de agua. Rápidamente, una señora de la limpieza se encargó de recoger los cristales y secar el espacio que se había mojado. Pocas personas prestaron atención a aquella mujer como muy poca atención presta a la ciudad en la que vive una persona que no es capaz de darse cuenta de que hay muchas más profesiones tan importantes, aunque más humildes, como las que ella enumera y eso, que nadie dude, es un fracaso de la sociedad.