La maldición de Génova 13
La grieta no es visible, no es física, pero está y se siente. Algunos en el partido asegurarían, si les preguntamos, que oyen cómo se raja cada día un poco más. Una hendedura que desquebraja la integridad del partido y su futuro
Los que nos dedicamos a escribir solemos ver los edificios como algo más que un simple inmueble, y es por ese motivo por el que ... desde que el Partido Popular anunció el abandono de su sede en la mítica calle Génova, mi imaginación no ha dejado de viajar por muy diferentes e ilustres edificaciones cuya historia nos ha marcado tanto literaria como cinematográficamente. Eso sí, admito que ninguno de los lugares en los que he pensado son de esos en los que apetece pasar una noche tranquila y apacible.
He recordado, por ponerles un primer ejemplo, el hotel Overlook y sus interminables pasillos. Sus escaleras, habitaciones, salones y baños, y al hacerlo, he de reconocer, me he sentido inquieta al rememorar la bañera de la habitación 217. Qué miedo pasé leyendo lo que en aquella estancia ocurría. Tanto que cuando voy a un hotel, si por casualidad paso cerca de tal habitación, al ver ese número en la pared o la puerta siento cierta intranquilidad. ¿Habrá bañera en la sede del PP? Puede parecer una pregunta extravagante, pero el edificio tiene más de 6.000 m² y, no sé, creo que tendrá más que oficinas.
Manderley. También me he acercado hasta Manderley -sin soñar, eso sí-, donde Rebecca parece no irse nunca, como una oscuridad que todo lo envuelve; como, digamos, la sombra alargada de la corrupción que Casado quiere superar con una mudanza. Se siente impropio en la gran mansión, eternamente comparado con su predecesor y quiere dejar atrás, de una vez por todas, a la antigua señora de Winter.
He recordado el miedo que desprendía Hill House. Mansión maldita, tantas veces versionada que pocos son los que de verdad saben qué sucedía en ese siniestro edificio que Shirley Jackson creó. El inmueble de Génova no está maldito en ese sentido -fantasmas, presencias, corrientes de aire, espíritus atormentados, maldiciones...-, no al menos que sepamos, pero sí parece estarlo de otro modo. Eso piensa la nueva dirección del partido que siente una especie de atmósfera perversa que hace que todo lo que en el lugar se planea fracase con estrépito. La maldición de Genova 13.
Otro edificio que ha acudido a mi memoria, es inevitable la asociación, es la Casa Usher. He pensado mucho en sus moradores, en su fragilidad y en la grieta que recorría toda la residencia, de arriba a abajo. Una grieta que en realidad era una metáfora de la salud mental de la propia familia Usher. Desmoronamiento, soledad y locura. Y todo ello asociado a un inmueble que, al igual que los anteriores mencionados, parece estar maldito. En Génova la grieta no es visible, no es física, pero está y se siente. Algunos en el partido asegurarían, si les preguntamos, que oyen cómo se raja cada día un poco más. Una hendedura que desquebraja la integridad del partido y su futuro. Y no es este futuro una cosa solo de los que hoy ostentan el mando. Va más allá. ¿Serán capaces de salvarse antes de que Lady Madeline, envuelta en los restos de su mortaja, empiece a subir las escaleras?
Los edificios, ya lo ven, sean casas, mansiones, castillos, hoteles... son más que un escenario, que un simple lugar donde pasan cosas. Y algunos, yo suelo decir que tienen alma, porque pueden incluso llegar a ser tan importantes o más que los protagonistas de la historia. La sede del PP, antes un palacete perteneciente a la familia Marichalar, también huerto del convento de las monjas salesas, podría ser solo ladrillo y cristal, nada más, o podría tener alma. No lo sé, pero la imaginación, que es como es, ya vislumbra una grieta cada vez más y más grande.
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