La manipulación del feminismo

Parece mentira que tras un año de sufrimiento como el que hemos vivido las preocupaciones se olviden intentando que todo gire, otra vez, en torno al 8M, alrededor de ese invento llamado 'universo de la mujer'. Tratando de que los problemas de las mujeres sigan cristalizando en una ofensiva permanente contra los hombres, a quienes criminalizan y culpan sin disimulo de todos los males de esta tierra.

Lo peor es que todo esto suena muy forzado. A impostura. Porque una vez más, muchas de nosotras, al margen de siglas, condición o formas de vida, vemos con estupor cómo intentan apropiarse de nuestra voz unos colectivos en los que no nos vemos representadas. Esos grupos de mujeres que surgen de los nichos de las izquierdas, extremadamente politizados, que tratan de liderar a los más vulnerables para capitalizarlos. Para aglutinarlos en torno a una idea de mujer que solo conviene a intereses partidistas, al falso feminismo que ellas han diseñado.

Va siendo hora de que se plante cara a esta manipulación. No es aceptable que todas las que no nos vemos representadas por ellas, por sus postulados, tengamos que quedarnos huérfanas de protagonismo y permanecer calladas. Debemos recordarles que si lo que se pretende con el 8M es una celebración en honor de las mujeres, de todas las mujeres, está de sobra su dogmatismo. Que no valen sus parcialidades ni sus localismos. Que no cabe su politización.

Desgraciadamente, la covid-19 es omnipresente. Es cierto que ha traído consecuencias muy perjudiciales y que seguirá, lamentablemente, trayendo. Efectos tales como el contagio de miles de mujeres a consecuencia de las manifestaciones convocadas por los partidos de izquierdas en el 8M el año pasado. Los mismos partidos que ahora tienen el valor de protestar por los contagios de mujeres en sus trabajos en residencias de mayores, en el ámbito sanitario, o en tantos otros. Pero no es menos cierto que ese intento de ceñir sus efectos negativos al perfil de las mujeres es una simplificación, un producto más del propagandismo fácil que exhiben las falsas feministas. Centrar el enfoque de las penurias actuales solo sobre las mujeres hace que se olvide, tendenciosamente, que vivimos momentos de gran esfuerzo colectivo. La sociedad al completo aúna esfuerzos para aliviar el sufrimiento de muchos y, aunque está claro que las mujeres jugamos un papel fundamental, tan solo somos una parte.

Por eso, por mucho que se empeñen en ello los colectivos de falsas feministas, las mujeres debemos huir del victimismo con el que nos quieren etiquetar. Reivindiquemos nuestra dignidad. Reivindiquemos nuestra independencia.