¿Mereció la pena?
Manuel Lafuente
Presidente del Real Oviedo desde julio de 2002 a julio de 2005
Domingo, 29 de junio 2025, 02:00
Esta es la pregunta que me vengo haciendo desde ya hace cerca de veintitrés años. Primero unos días al mes, luego unos días a la ... semana, luego ya todos los días y ahora prácticamente todas las noches.
Es duro, pero si algo tiene la naturaleza humana, es su capacidad de resistencia a las adversidades y con ello mantenerse activo a pesar de todo. Uno diría que, incluso, de las muchas piedras que nos pone el camino, aprendemos a caminar con mayor seguridad y firmeza.
Cuando el pasado sábado, ya casi domingo, el árbitro dio el pitido final que significaba el ascenso y la vuelta del Real Oviedo a la máxima categoría del futbol nacional, el primer impulso fue abrazarme a Pedro Centeno compañero de fatigas en el consejo del 2003 y con algunos de los compañeros que desde entonces ocupamos asientos próximos y disfrutamos y sufrimos juntos desde entonces.
Inmediatamente busqué a mis dos nietas que, además de socias desde la cuna, sienten al Real Oviedo más que su propio abuelo (si eso fuera posible) y se sitúan en asientos cercanos. No las encontré. Luego me contaron que ellas fueron a buscarme a mí por otro sitio y. no fuimos capaces de coincidir. Tome la decisión de salir del campo y dirigirme a mi casa.
Todo el trayecto supuso un repaso inevitable de las vivencias de esos años en que luchamos en el barro intentando sobrevivir. La emoción a medida que avanzaba entre la gente iba creciendo por momentos y no pude evitar que alguna lagrima se me escapara contra mi voluntad. Me había propuesto ser fuerte y no llorar pasara lo que pasara. Ya lo había hecho suficientes veces en estos veintitrés años.
Las fui repasando. Alguna junta general que resulto muy emotiva por el comportamiento de muchos accionistas de edad avanzada. El día del partido contra el Salamanca en el Tartiere que supuso prácticamente el descenso. La noche del 2 de agosto en Nava cuando se había confirmado un nuevo descenso. El día del Arteixo que se frustró el ansiado ascenso después de una gran temporada. El día del 1-5 en Ávila que prácticamente nos aseguraba la vuelta a segunda división B. Y a estas ocasiones cabría añadir las situaciones familiares posteriormente vividas y que en nada afectaban a mi relación con el futbol.
Y así caminando hacia casa me encontré con mi actual pareja que pensaba ir a celebrar el ascenso con la afición a la Plaza de América (ya no sé si aún continúa con esa denominación). Yo no estaba por la labor y al poco ella vio inviable acercarse allí, por lo que decidimos ir a buscar el primer bar que vimos abierto, como canta la canción. Tomarnos un par de vinos picamos algo y para casa.
Al día siguiente nos fuimos a pasar el día a Ribadesella y allí, aparte de contestar los cientos de mensajes con felicitaciones, agradecimientos, recuerdos, etc... me enteré de que mi amigo Pajarón había tenido un cariñoso recuerdo de Manuel Lafuente y todo el colectivo del 2003, junta directiva, técnicos, empleados, etc. A él infinitas gracias y a quienes corearon mi nombre no me queda otra que admitirlo:
Sí, mereció la pena.
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