La gran cortina de humo de Moriyón
Marina Pineda
Abogada, miembro de la ejecutiva de la FSA, concejal y consejera portuaria
Martes, 10 de junio 2025, 00:15
Secciones
Servicios
Destacamos
Marina Pineda
Abogada, miembro de la ejecutiva de la FSA, concejal y consejera portuaria
Martes, 10 de junio 2025, 00:15
Con Naval, Carmen Moriyón nos está dando una lección magistral de manipulación de la opinión pública con la que está consiguiendo un doble objetivo. Por ... un lado, tapar la inacción del gobierno municipal que en dos años no ha conseguido ningún avance en el proyecto de creación de un polo de economía azul, ni siquiera se ha hecho con la totalidad de los terrenos. Si en 2027 no van a tener nada que enseñar mejor buscar un enfrentamiento que les permita echarle la culpa a otro, en este caso la Autoridad Portuaria.
Por otro lado, ocultar que el acuerdo Moriyón-Lourido fue un mal acuerdo. Gijón pagó casi 5 millones de euros por los terrenos mientras otras ciudades como Coruña, Cádiz o Málaga han conseguido convenios de colaboración para que sus puertos asuman los trabajos de regeneración de la costa, sentándose a pactar el diseño futuro de espacios para uso y disfrute de la ciudadanía, manteniendo la propiedad del suelo y controlando los usos que tienen que ver con la lámina de agua. El mismo modelo con el que en su día Tini Areces consiguió para la ciudadanía espacios como El Arbeyal, Poniente o el Puerto Deportivo.
Carmen Moriyón quiere el poder a toda costa, a pesar de que las condiciones que aceptó con su firma permitirán que sea el puerto quien tome todas las decisiones, desde la instalación de mobiliario urbano hasta la de una simple señal y que si el propietario es el Ayuntamiento no podrá realizarse ninguna actividad: ni una terraza, ni un puesto de helados, ni un espacio para deportes náuticos.
Con el mantra falso de «exigimos que se cumpla el contrato firmado» la alcaldesa ha construido un relato con el que justifica una nueva renuncia: Gijón perderá la oportunidad de que el Puerto invierta siete millones de euros para uso ciudadano y asuma una dotación pública dedicada a la economía azul. Si sumamos lo ya pagado por los 35.000 metros cuadrados que compró innecesariamente, la broma de Moriyón sube a 12 millones, que la vamos a pagar las y los contribuyentes.
Enrocarse en pagar unas obras que el Puerto está dispuesto a costear no es defender los intereses de Gijón, todo lo contrario. Escudarse en los funcionarios municipales para justificar esta decisión es, además, una cobardía. Ojalá nuestra alcaldesa hubiera exhibido el mismo orgullo de ciudad para optar a ser sede del Mundial o capital cultural europea. En su mano está: mirarse en el resto de ciudades que han mejorado los espacios de relación puerto-ciudad alcanzando consensos, o seguir enredando para tapar su falta de ambición en la defensa de los intereses de Gijón.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.