El derecho a soñar y disfrutar de los humildes
Miguel Fernández Iglesias
Presidente de la Aparo entre 2003 y 2007
Lunes, 30 de junio 2025, 00:10
Cuando escuché el pitido final del partido contra el Mirandés, la sensación que tuve fue la misma que se puede tener después de recibir una ... paliza. Me abracé con algunos de los compañeros de grada de todos estos años de penurias y me fui al autobús para volver a Laviana. Allí estuve casi una hora. Sentado, mirando por la ventanilla como se iban los aficionados del Mirandés, con las mismas caras de disgusto que nosotros lucimos en estos últimos 24 años tantas veces, pero también orgullosos de ver a los suyos pelear hasta la extenuación por un sueño que, seguro que un día podrán alcanzar porque nosotros mejor nadie sabemos que los humildes tienen derecho a disfrutar.
Con la noche cerrada y la fiesta rodeándolo todo, mi cabeza viajó a junio de 2004. Entonces era presidente de aquella APARO recién nacida para pelar por la supervivencia del club y el Arteixo acababa de dejarnos sin ascenso. Nadia esperaba un mazazo como ese, pero era la realidad. Salí por la rampa y me senté en la acera, junto a un árbol y no podía dejar de llorar. Quizás por eso, el sábado pasado me vinieron a la cabeza Antonio Rivas y Pedro Luis y todo lo que pelearon para sacar aquel equipo adelante.
Es verdad que no lo hicieron solos. Hubo muchos empujando. Aquellos que no teníamos más remedio que hacer rifas para juntar cuatro euros y poder pagar lo que el equipo necesitase. Sólo recibíamos golpes y no únicamente deportivos. La muerte de Armando Barbón nos dejó a todos tocados, nunca olvidaré cuando mandamos la corona para honrar su memoria, no sabíamos quién la iba a pagar, pero sí que iba a estar. Tampoco puedo olvidar que a muchos compañeros les costó dinero de sus bolsillos para pagar deudas que no habían generado y eso quedará para siempre grabado en mi memoria.
Fueron muchos los compañeros en el viaje, con Manolo Lafuente, con Pedro Centeno o con mi recordado José Antonio, presidente de la Peña Azul Gijón, que se dejó la vida animando al equipo y jamás renunció sus colores pese a todos los golpes que recibió. Los años de visitar los campos de Tercera y aguantar todo lo que tuvimos que aguantar, pero que nos endureció a todos.
Ahora, toca disfrutar de la nueva situación. Al Grupo Pachuca sólo le podemos pedir que siga haciendo lo mismo que ha hecho hasta ahora. Los aficionados tenemos que apoyar, sabiendo que no siempre estaremos de acuerdos con las decisiones que se tomen, pero respetando a los que lo dirigen. Seguro que ellos saben bien que jugar en Primera División no es fácil y que necesitaremos reforzar el equipo con jugadores que valgan la pena. Los que vivimos aquellas largas temporadas en la elite queremos que los que no han tenido la ocasión de hacerlo lo puedan disfrutar. Hará falta más dinero y entre todos tendremos que apoyar para que al equipo no le falte de nada.
Estamos ante una ocasión única de volver a disfrutar, de sentirnos orgullosos, pero sobre todo para no olvidar el pasado y que jamás tengamos que pasar por las situaciones que tuvimos que vivir. El oviedismo ha dado lecciones ejemplares en todos estos años y seguro que será bienvenido entre los grandes donde siempre tiene un sitio reservado.
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