Como en casa
Como tantos otros, no nací aquí. Mi carnet de identidad certifica que soy de Infiesto, en Piloña, pero cuando paseo por estas calles me siento ... desde hace mucho tiempo como en casa. Me gusta callejear, dejarme atrapar por esta ciudad y sus gentes. Este domingo decidí adentrarme en uno de sus grandes parques. A los pocos pasos, allí estaba, risueña como siempre, Pilar Sánchez Vicente. Estaba liada con gente, así que desde media distancia levanté un brazo en señal de victoria, como celebrando que 'La asturianita', su nuevo libro, tenga tanto éxito como 'El cantar del Norte'. Me devuelve el gesto, tan maja como suele. Un poco más allá estaba Dani, de Hoja de Lata, al que saludo desde la muchedumbre. Ni siquiera me ve, así que continúo mi camino. Veo gran tumulto, y todos parecen rodear a un pequeño hombrecillo barbado y calvo: es Leonardo Padura, un clásico de la Semana Negra. Rubén Figaredo, siempre rebelde y contestatario, también se suma a la fiesta con su 'Red típula', que me dedica cariñosamente. En la caseta de Pez de Plata, donde gobierna Jorge Salvador, cuelga destacado el libro de Raquel Presumido 'Ratones en la despensa'. Tras salir del parque, cojo el metro junto al Reina Sofía y me bajo en Tirso de Molina. Paso por Casa Cometa, en Embajadores, cerca de Cascorro, para despedirme de los amigos que me acogieron, antes de coger el coche para volver a Gijón. Allí, Carlos, granadino de pro y también extranjero en Madrid, pone fabada los viernes como plato del día y tiene un crujiente cachopín en la carta. Lo que decía, como en casa.
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