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La ciudad y sus vueltas

El cazador de vistas

Miguel Rojo

Gijón

Martes, 20 de mayo 2025, 23:30

Con el derribo del viejo inmueble en el que vivió Piñole –y del que antes de tirarlo se retiró la placa que lo recordaba, espero ... que para recuperarla una vez se reconstruya la fachada– lo cierto es que se han abierto amplias vistas desde la plaza de Europa hacia Begoña, con una imponente iglesia de San Lorenzo de fondo que antes quedaba tapada por el enorme edificio. Disfrútenlas, porque el progreso es el progreso y más pronto que tarde se alzará allí un bloque más alto que el desaparecido que dejará esos bancos huérfanos de paisaje. Así es la vida. No muy lejos, desde la calle que lleva el nombre del empresario José las Clotas, frente al Mercado del Sur que tanto le debe, hay otro lugar de vistas privilegiadas. Cuando llegas por allí a la plaza del Seis de Agosto, puedes ver de un solo vistazo la estatua de Jovellanos y el santón de la centenaria Basílica del Sagrado Corazón. También me gusta cruzar la mirada con el enorme Cristo de la Iglesiona allá al final de Menéndez Valdés desde la plaza de San Miguel, y, sin mover los pies, girar la cabeza y vislumbrar al fondo de la calle Capua la iglesia de San Pedro. Llámenme tonto, pero me gusta que sea así, como siempre ha sido, y cuando paso por esos lugares me siento bien porque siga siéndolo. Cuando creo que nadie me ve, hago a veces un gesto, como de saludo, a Jovellanos, al Cristo de la Iglesiona y, si paso por el Marqués, a don Pelayo. En más de una ocasión me dio un respingu al intuir que, como si fuesen el Cristo de la Vega, me devolvían el saludo.

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