Secciones
Servicios
Destacamos
Tres córners eran igual a penalti en el fútbol callejero y tres choques leves de chapa y pintura significan, en cualquier cruce de Gijón, que ... te planten un semáforo. Así, después, en todo barrio que se precie de esta villa marinera, se tardan cinco minutos en ir a la izquierda, con tres giros a la derecha con sus correspondientes discos en rojo incluidos. Para desgracias mayores la solución es un radar que da más rentabilidad que seguridad o una rotonda que da igual cómo la pintes, que solo se utilizará el carril de fuera. Uno no espera que esto sea Roma, donde entran cinco coches a la vez por cada lado de la glorieta y salen en dos segundos sin ningún tipo de desperfectos, pero tampoco una trampa que congestione más la circulación.
Exageraciones (o no) aparte, lo cierto es que el tráfico ha convertido Gijón en una especie de ratonera que nos ha aupado a un nada meritorio quinto puesto en un estudio de las ciudades españolas con el tráfico más lento y, lo que es peor, la primera de nuestras características (nos superan Barcelona, Valencia, Madrid y Vitoria). Vale como excusa que no tenemos una trama de calles y avenidas que facilite la circulación precisamente, pero esta ciudad es como es, no somos Ámsterdam ni Copenhague. Y como la tendencia ha sido querer parecernos a urbes administrativas y no a ciudades industriales, igual para el futuro debemos darnos cuenta de lo que tenemos antes de acabar aún más arriba en este tipo de estudios.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El mejor restaurante de comida sin gluten de España está en Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.