Navidad con riesgo muy alto

La vida cotidiana queda forzosamente alterada por la pandemia, ejemplo de ello ha sido la suspensión del 33 Congreso de la Federación Socialista Asturiana (FSA). Bastantes delegados al Congreso causaron baja en los días previos por ser contactos estrechos de contagiados y unas horas antes de iniciarse el acto, el presidente del Principado y secretario general de la FSA, Adrián Barbón, comunicó a la opinión pública que había dado positivo en el test de antígenos. Horas más tarde al agravarse su estado de salud quedó internado en el HUCA. La cita congresual quedó aplazada para el próximo año, mientras Adrián Barbón cedió su responsabilidad a Juan Cofiño, como presidente en funciones del Principado, y dejaba, provisionalmente, en manos de Gimena Llamedo, responsable de Organización, la Secretaría General del partido. A través de las redes sociales, Adrián Barbón informó que fue contagiado por la variante ómicron. Dadas las características extraordinarias que suponía realizar un evento con centenares de participantes en un recinto cerrado (Palacio de Exposiciones y Congresos Ciudad de Oviedo), los organizadores impusieron la realización de test predictivos a todos los delegados, el uso de mascarillas FFP2, mientras estuvieran dentro del recinto, y recomendaron evitar cualquier muestra de afecto que conllevase contacto físico. Gracias a la realización de test de antígenos se detectaron nuevos positivos, evitando episodios de transmisión comunitaria. Tomar medidas concretas, proporcionadas a cada situación, es la forma de anticiparse a un virus que circula con más rapidez de la que conocíamos hasta ahora.

Ante este escenario, Pedro Sánchez ha convocado una Conferencia de Presidentes para inicio de la próxima semana, con la idea de «reforzar la gobernanza y la cooperación institucional». La convocatoria es muy oportuna porque el avance de la variante ómicron, de la que ya hay más de cien casos registrados en Asturias, aumenta la transmisión del virus de una forma que obliga a tomar decisiones. La nueva variante es responsable del 6% de los contagios en nuestra región, mientras que en Cataluña elevan la cifra hasta el 25% y en algunos hospitales de Madrid ronda el 60%. Hasta el momento, la Comisión de Salud Pública, presidida por la ministra Carolina Darias y con participación de todos los gobiernos autonómicos, acordó inocular una tercera dosis a los mayores de 40 años, una vez que la hayan recibido los que tienen una edad entre 59 y 50 años, y administrar una primera dosis a los 3,3 millones de niños comprendidos entre los 5 y 11 años.

Toca decidir si hay que complementar las vacunas con otras medidas de carácter personal o social, como reducir aforos, cerrar interiores, limitar número de personas en reuniones (si es en ámbitos privados es precisa la declaración del Estado de Alarma) o restringir la movilidad. En principio los gobiernos son reticentes, dado el fracaso cosechado el año pasado en Navidad y los problemas surgidos con los tribunales de justicia, pero la pandemia ha multiplicado por cinco su incidencia en el último mes, y pronto la capacidad de los hospitales para hacer frente a la demanda de los enfermos puede verse comprometida. Las instituciones deben asumir su responsabilidad, aunque las decisiones conlleven riesgos, y los ciudadanos convertirse en protagonistas de la lucha contra el virus, con el uso de la mascarilla, manteniendo la distancia interpersonal y procurando estancias ventiladas.