Ronroneando
Tengo un extraño sueño en el que estoy sobrevolando la selva en helicóptero, poco después empiezo a perder altura muy rápidamente; ahora estoy sobre una ... playa que parece la de San Lorenzo y, en ese momento, mi pensamiento me dice: «No te va a pasar nada porque estás soñando», y decido despertarme. Tenía a mi lado ronroneando –¿sonido de las hélices?– a nuestro gato, que tiene prohibido subirse a la cama y estaba muy feliz. Ese sonido delator es increíble. Descubre un placer que no puede disimularse.
Imaginemos ahora que el ser humano ronronease. Realmente sí que podría ser saludable que unas vibraciones relajantes circularan por nuestro cuerpo en momentos muy agradables, aunque sobre ellas nosotros no pudiésemos decidir el cuándo, como ocurre con la piel de gallina o ponerse colorada… Estos sonidos aparecerían también en lugares públicos y a veces masivos. La playa en verano con la gente tumbada al sol podría ser un estruendo. En los aviones, trenes y autobuses ciertos pasajeros muy relajados también molestarían. En las duchas de los gimnasios, por ejemplo. En una excursión tirados sobre la hierba. Al abrazar a alguien. Una pareja de jóvenes novios siempre sería ruidosa. A nivel privado no importa tanto, pero podrían darse situaciones comprometedoras que delatarían a su emisor. Lo cierto es que podría ser una especie de meditación sonora que nos relajaría. Pensemos en el 'Om' en yoga –se le considera el mantra principal, el sonido primordial del universo–, esa vibración que se produce al pronunciarlo equilibra la respiración y centra la mente.
Las vibraciones del ronroneo en los gatos sí que se ha estudiado que podrían tener efectos beneficiosos como aliviar el dolor, favorecer la curación de enfermedades o reducir el estrés.
Sin embargo, me doy cuenta ahora de que igual es mejor se'guir como estamos. Hacer tan públicas nuestras sensaciones de placer podría resultar embarazoso, sería difícil sobrevivir a algunos momentos de ronroneo y darles una explicación convincente. Ahora mismo, sigo escuchando ese curioso zumbido, repetitivo y envolvente, de música en una rave, de momento de calma, e intento por la 'teoría de las neuronas espejo' compartirlo con mi gato, relajarme y sonreír leyendo lo escrito.
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