Ordenar la región

Para la ordenación del territorio el Principado toma como modelo el País Vasco, donde se ha dividido la región en dieciséis áreas funcionales, cada una de ellas con una ciudad o villa de cabecera. Los planes municipales deben atenerse a los criterios, prioridades y pautas estéticas dominantes en cada área funcional. Alejandro Calvo baraja la posibilidad de crear ocho o diez áreas funcionales. Antes de llegar a concreciones hay que reflexionar muy bien sobre las especiales características de nuestro territorio. Asturias tiene un formato municipal distinto al de las comunidades autónomas que nos rodean. En el País Vasco, con solo 7.234 kilómetros cuadrados de extensión, hay 251 ayuntamientos. En Álava solo hay un ayuntamiento con más de 20.000 habitantes; en Guipúzcoa son tres. En Vizcaya, los grandes ayuntamientos están en la desembocadura del Nervión, donde Bilbao tiene una jerarquía obvia; el resto, un centenar de municipios, se concentra en poco más de 1.500 kilómetros cuadrados. Una estructura completamente distinta a la asturiana. Es evidente que la planta municipal es clave para delimitar las áreas funcionales; los ayuntamientos asturianos tienen unos rasgos diferentes a los del País Vasco y distintos al resto de regiones del norte (Cantabria, La Rioja, Navarra, Aragón, Cataluña, Castilla y León y Galicia). El gradiente del concejo, formado por el binomio extensión-población con respecto a la región, nos singulariza del resto. La fuerte personalidad de nuestros ayuntamientos está relacionada con esa especificidad. El papel del concejo que hace de cabecera del área funcional, uniformando criterios y gustos, no va a ser fácil de introducir en el mapa asturiano. Los procesos de asociación de ayuntamientos resultan problemáticos en nuestra región, salvo en algunas comarcas, como dejaron patente las mancomunidades. En el debate que antecederá y acompañará a la tramitación de la ley deberá llegarse a soluciones consensuadas que respondan a la realidad del territorio.

La ley abordará asuntos completamente necesarios para facilitar el desenvolvimiento de ciudadanos y empresas. Desde una actitud de confianza hacia el administrado se promoverá la declaración responsable; para llevar a cabo un proyecto bastará con comunicar que cumple con todos los requisitos. También se pretende acabar con la indefinición competencial a través de la nueva legislación. La ordenación del territorio contempla la creación de un área metropolitana abierta a todos los concejos bajo el modelo de ciudad-región. Se parte del acuerdo alcanzado en la anterior legislatura con cinco de los seis grandes ayuntamientos (todos menos Oviedo) de la comunidad autónoma para incorporar las alas de la región y evitar así desequilibrios territoriales. Es un modelo completamente novedoso que desborda los cánones del área metropolitana. Se pretende funcionar con un sistema de geometría variable, de tal forma que se convocarán conferencias metropolitanas para resolver cuestiones concretas a las que asistirán los ayuntamientos concernidos por la problemática. Una vez que se plasme en el borrador veremos cómo está de madura la idea.