Rearme
La experiencia humana requiere para evitar el conflicto un equilibrio de fuerzas entre los posibles contendientes
Si vis pacem para bellum', afirma el dicho clásico, erróneamente atribuido al genio bélico de Julio César. Supone la esencia de una verdad palmaria: si ... quieres la paz, prepárate para la guerra. La experiencia humana requiere para evitar el conflicto un equilibrio de fuerzas entre los posibles contendientes. Eso se puede conseguir por medios propios en las superpotencias o mediante alianzas. La única manera de frenar locuras expansionistas es la disuasión. Si Ucrania no hubiera liquidado su arsenal nuclear, vete a saber si hubiera debutado su catastrófica tesitura.
La OTAN fue un instrumento nacido en plena guerra fría por Occidente al que se opuso el Pacto de Varsovia, con patrocinio soviético. Derribado el muro de Berlín y acabada la hegemonía comunista en la Europa del Este, nuevos peligros amagan guerra, el caballo rojo de los cuatro jinetes del Apocalipsis. Estados Unidos, bajo el liderazgo de Trump, decide dejar de sostener mayoritariamente los gastos defensivos globales y reclama nuevos aportes a sus aliados. Resulta curioso que los cuatro grandes contribuidores al organismo (Estados Unidos, Reino Unido, Turquía y Canadá) no sean miembros de la Unión Europea. Luego se impone un enorme desembolso para equilibrar las cuentas que nos afecta de lleno.
La espiral armamentística se desata en la medida en que uno de los posibles rivales no ceja en su empeño. Tan horrible como evidente. Ahora que se anuncia un significativo incremento en el gasto militar no faltan políticos que se resisten como gato panza arriba. Entablan la batalla de las palabras, ya que no de las ideas, y mucho menos las libran en el campo.
Sánchez sabe que su gobierno se muestra roto en la cuestión, con Sumar a la contra. Sus antiguos colegas de Podemos le bautizan como el 'señor de la guerra'. Los comunistas vuelven a la cantinela de sugerir que solo la lucha contra la opresión y la pobreza libra del terror bélico, aunque sean ellos quienes lo practicaron sin descanso.
Para evitar el choque abierto, la catarata de medias verdades y eufemismos invade la escena. Se decreta el veto a la palabra defensa que debe sustituirse por 'seguridad'. El solo anuncio de rearme resulta prohibido porque requiere una pedagogía imposible. Prospera, en cambio, el 'salto tecnológico', incluso aboga por construir drones de 'varios usos': además del combate, permitiría la lucha contra el enemigo verdadero, que no es sino el cambio climático, y la detección de catástrofes naturales.
Sin presupuestos y sin ideas, debe aumentar al doble los gastos militares. Acaso sea una oportunidad para nuestra industria, la residida en el Principado.
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