Zahúrda
El árbol al que se arrima Pedro Sánchez da muy mala sombra, la que acoge a tipejos infames que buscan lucro y satisfacer el vicio
O cochiquera, como ustedes prefieran. Es la mejor definición del trío calavera. Ese que intenta por todos los medios desdeñar ahora Pedro Sánchez. Nada menos ... que los dos secretarios de organización del PSOE elegidos de manera consecutiva por el presidente del Gobierno, más su chico de los recados, casi adicto. Nefasto séquito de secuaces que le arroparon durante su larga travesía por el desierto.
La corrupción ha dejado de ser anécdota o coincidencia para constituir una regla pertinaz en su entorno. Tanto en su ámbito familiar, con hermano y esposa imputados por diversos delitos; como público, por el procesamiento de su (así lo señala en tono posesivo) Fiscal General del Estado. Según afirma el vulgo, dime con quién andas y te diré quién eres. En este caso, el árbol al que se arrima da muy mala sombra, la que acoge a tipejos infames que buscan lucro y satisfacer el vicio sin reparar en medios. Todavía nos debe la explicación del abrupto cese de Ábalos, a quien tras casi un año y medio de impasse ahora expulsa corriendo. Parece inconcebible que no lo supiera todo.
En fase de aprietos manifiesta su manera de ser y la empatía brilla por su ausencia. Al huir de Paiporta confesó su estado de bienestar, aunque nadie le hubiera preguntado nada. Hizo esperar a los periodistas durante horas y les espeta que no ha comido, como si ellos hubieran satisfecho el hambre. Tanta indiferencia y falta de afinidad con el prójimo resulta pasmosa. Es divisa de quien ha dejado caer a su paso a todos los que le molestaban o perdían utilidad, como si fueran peones en su juego. La lista es interminable y no dejará de pasarle factura. Su querencia por el apaño deja patente las trampas con sus propios compañeros de partido en las primarias, algunas consumadas y otras en grado de tentativa.
Por el momento las mentiras le salen muy baratas. En su anterior comparecencia se sucedían sin descanso. Las legislaturas duran cuatro años, asegura quien abortaría la última. La mayoría me votó, presume quien viene de perder dichas elecciones.
Su conducta es tan característica que cuesta no advertirla. Primero viene la depresión doliente y victimista. Luego la rabia y arremeter contra sus rivales con signos de arrogancia vengativa. Por último, la ridícula excusa epistolar. Nos lidera una mentalidad tan notoria como peligrosa. Confunde sus deseos con la realidad y tiene una determinación que pasa por encima del bien común con absoluto desparpajo, sin escrúpulos de ninguna especie. Mientras, Tezanos le cocina otra encuesta triunfante.
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