Nadie sabe nada
Rebeca Fernández
Jueves, 8 de mayo 2025, 00:01
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Rebeca Fernández
Jueves, 8 de mayo 2025, 00:01
Ayer, conversaba con una compañera del instituto, que estudió Física, sobre las posibles causas del apagón que sufrió España hace 10 días. «Lo más probable ... es que la causa tenga que ver con la sobreproducción de energía en un momento concreto y la diferencia con el consumo que se estaba produciendo en ese mismo momento en España», me comentó. Sin embargo, a nivel oficial, nadie sabe nada. Entiendo que los problemas complejos requieren tiempo y sosiego para poder analizar y comprender los datos. A pesar de todo esto, varios alumnos, la mañana siguiente al apagón, ya tenían la respuesta «Profe, es todo culpa de Pedro Sánchez, es una cortina de humo porque ese mismo día su hermano estaba siendo investigado ¿no te parece mucha casualidad?». «Sánchez debería dimitir», me decía otro. Qué difícil es explicarles a los jóvenes que en la incertidumbre puede haber más verdad que en sus certezas. Si al menos fueran suyas…
No es ninguna novedad señalar que las redes sociales se han convertido en única manera de informarse de la mayoría de las y los adolescentes. Conocemos el peligro que supone la exposición a bulos, a mentiras que parecen verdades, pero responden a intereses que ellas y ellos desconocen. Desmontar este sistema se convierte, muchos días, en nuestro objetivo como docentes. El acceso a las tecnologías de la información y la comunicación fue para mi generación una puerta abierta hacia el conocimiento. Internet, la red de redes, suponía la democratización del saber. Nos movimos por enciclopedias digitales, foros y páginas que nos conectaban con el arte, con la historia, con la cultura y la contracultura. Quienes rondamos los cincuenta años aún seguimos maravillados con las posibilidades que nos ofrece el acceso a internet.
Sin embargo, nuestro alumnado no siente lo mismo, la inquietud ha desaparecido. Nosotros conocíamos nuestras carencias, pero ellas y ellos no saben que no saben. Las redes sociales no son internet. Con la llegada de la IA hemos ido un paso más allá como sociedad. De nuevo soy capaz de maravillarme ante las posibilidades que nos ofrece. Sin embargo, en manos de adolescentes que aún no han aprendido a reflexionar creo que es un arma que puede volverse en su contra. Podemos pedirles que hagan un trabajo en el que busquen información sobre las consecuencias del Cambio Climático y en cuestión de segundos lo tendrán listo gracias a Chat GPT. Sin darse cuenta de que aún no han desarrollado su capacidad para leer, analizar, relacionar, imaginar y expresar sus ideas.
La tarde del gran apagón aprendimos muchas cosas, cosas que probablemente olvidaremos pronto, por eso es bueno que las anotemos. Se Produjeron menos accidentes de tráfico porque pusimos en marcha los cuidados, la atención, la prudencia. Volvimos a buscar información en los medios de comunicación tradicionales, aquellos que nos enseñaron a desarrollar nuestro espíritu crítico cuando no estábamos de acuerdo. Tuvimos tiempo para leer, escogiendo nosotros mismos en la estantería. Pudimos conversar con quienes teníamos cerca, escuchando ideas diferentes a las nuestras. Salimos a pasear, vimos atardecer y dejamos de ver el mundo a través de una pantalla.
Y finalmente, cuando por fin volvimos a estar conectados, valoramos la herramienta que nos acompaña desde hace décadas. Ojalá aprendiéramos que está a nuestro servicio y no al revés, quizá para comprender es necesitamos más tiempo.
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