Un triunfo convincente

Atrás quedó la defensa de cinco, con Olaetxea (antes tercer central) colocado ahora por delante de la zaga, tapando líneas de pase. La táctica es muy diferente si aprietas al rival arriba (Albés) o lo esperas replegado en bloque medio (Garitano). Los espacios a la espalda son distintos según qué caso.

En ataque no se observan diferencias notables. La plantilla está hecha para correr al espacio con transiciones rápidas más que para llevar la iniciativa. En la estrategia, en los saques de esquina defensivos se observa un mayor número de jugadores colocados en zona que en la etapa anterior. Parece funcionar. En el aspecto ofensivo existen más movimientos de engaño ahora que antes. El equipo tiene, no obstante, un déficit considerable en el juego aéreo.

Garitano ha agotado las sustituciones en los dos partidos dirigidos. Pocas veces lo hizo Albés. Son muchos los cambios observados y, de momento, para bien.

Sorprendieron las suplencias de Guille Rosas y Diego Sánchez ante el Mirandés. Pocos futbolistas rojiblancos llevan un rendimiento mejor que ellos en la temporada. Son situaciones dolorosas que a veces ayudan a entender el porqué del éxodo de canteranos.

Garitano repitió el 1-4-3-3 de la jornada anterior. En el centro del campo, Olaetxea se colocaba como ancla por delante de la defensa, con Nacho Méndez a su derecha y Gelabert a su izquierda, más liberado en ataque. El Sporting salió con intensidad ganando casi todos los balones divididos. En defensa, el equipo se colocaba muy ordenado en bloque medio, con las líneas muy juntas y un efectivo 'pressing' en el medio del campo. Es evidente la mejora del cuadro rojiblanco en aspectos defensivos.

Con balón, Dubasin y Nico Serrano dejaban la banda para emparejarse junto con Otero en un tres para tres con los centrales visitantes. Los carrileros rivales partían de una posición adelantada, esperando en zona a Kevin Vázquez y a Cote, dejando espacios a su espalda que aprovechaban los puntas gijoneses para tirar continuos desmarques de ruptura.

El 1-0 al descanso hacía justicia al mejor juego local en la primera parte. En la continuación, el golazo de Gelabert tras una conducción y un disparo de una brillante ejecución técnica aportó tranquilidad y confianza. Es mérito del míster sacar el mejor rendimiento de un excelente futbolista, cuyo talento apenas salió a relucir durante la temporada al actuar lejos de su posición natural. A raíz de ese segundo tanto, el Sporting se mantuvo en bloque medio apostando por el contraataque, la practicidad y el orden defensivo por delante de exquisiteces técnicas. Una victoria necesaria que aleja fantasmas y aporta tranquilidad.