Yáñez evitó la derrota
Rogelio García
Martes, 18 de febrero 2025, 01:00
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Rogelio García
Martes, 18 de febrero 2025, 01:00
La teoría de la manta (cubrir la cabeza a costa de destapar los pies y viceversa) es una metáfora futbolística para intentar explicar la dificultad ... de encontrar equilibrio entre defensa y ataque.
En defensa, la calidad individual cuenta, pero puede ayudarse de movimientos tácticos, de sistemas de juego o de mecanismos que favorezcan una mayor eficacia sin balón. En ataque, por muchos automatismos que estén trabajados, el talento innato es decisivo. Tener futbolistas que por sí mismos decidan un partido o un goleador que aporte esos tantos que marcan diferencias es fundamental. No abundan en el Sporting.
Es muy obvio que Rubén Albés ha intentado fortalecer la organización defensiva. Tres partidos consecutivos sin encajar goles podrían señalar que el objetivo parece conseguido. Pero lo cierto es que sin las paradas de Yáñez no diríamos lo mismo. En cambio, en ataque, el equipo se resiente demasiado. Las llegadas escasean, la verticalidad no es la misma del principio de liga y los robos de balón, cuando se producen, son en zonas alejadas de la puerta rival.
El míster realizó dos cambios llamativos en el once inicial. Uno de ellos llevó a Diego Sánchez a actuar en la banda. El canterano destacó como lateral desde 'guaje' en los equipos inferiores. Conoce perfectamente el puesto. Su inteligencia táctica le permitió competir con fiabilidad actuando como central. Juega muy bien a la pelota y mejor aún, al fútbol.
La otra novedad fue la titularidad de Caicedo. Con su presencia en punta, los centrales locales no estuvieron cómodos y el equipo pudo buscar, por momentos, un juego directo para pelear primera y segunda jugada.
El primer tiempo del choque fue de bajo nivel futbolístico. El Levante intentó acumular futbolistas por delante del balón para filtrar pases interiores. No tuvo mucho éxito. El Sporting, quizás por la comentada teoría de la manta, se colocó en bloque medio bajo, bastante más retrasado que en jornadas anteriores.
El equipo local no tenía fluidez en la circulación. Tampoco el cuadro gijonés encontraba espacios para correr en transiciones. Como ni la estrategia, ni la calidad individual aparecían para desatascar un partido muy trabado, el 0-0 al descanso era el resumen de lo visto.
Hubo mayor intensidad al inicio de la segunda parte. No duró mucho. El cansancio empezó a pasar factura y los cambios en el equipo local le dieron frescura y velocidad en las acciones. Rubén Albés tardó quizás en realizar las sustituciones. Algunas tampoco se entendieron muy bien. Nico Serrano estiraba al equipo y buscaba unos contra unos que proporcionaban un cierto descanso. La composición final de la defensa, con Cote en el banquillo, no era fácilmente entendible.
Las intervenciones de Yáñez evitaron una derrota que hubiera endurecido el análisis del partido. Si la victoria tarda en llegar, no será fácil encontrar motivaciones para lo que resta de temporada. Ojalá llegue el sábado.
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