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Seguro que no habrá sido de agrado para doña Carmen Moriyón y Adrián Pumares la sentencia de la Audiencia Provincial de Oviedo en la que ... Francisco Álvarez-Cascos quedaba absuelto del delito de apropiación indebida. Quizás, con lo que no contaron a la hora de pasar a Cascos por la quilla judicial es con que la pasmosa pero infalible justicia les pudiera venir torcida. Así ocurrió en la primera instancia, aunque la Fiscalía, también parte en este juicio, acaba de recurrir la sentencia solicitando incluso la repetición del juicio oral encaminando este dislate judicial hacia el Tribunal Superior de Justicia de Asturias.
Hace escasos días, terminaron adhiriéndose al recurso ambos foristas, a pesar de manifestar con carácter previo lo contrario. No es menos cierto que desde hace cuatro años ya se pudo vislumbrar que la persona que lo fue todo en el Partido Popular y fundador de Foro Asturias –quien además puso a Asturias en el mapa nacional mediante el desarrollo de las más modernas infraestructuras por tierra, mar y aire, incluida la modalidad ferroviaria de Alta Velocidad– no iba a transitar precisamente por un campo de rosas. Un deseo cargado de no sé qué por parte de los promotores de su encausamiento no lo hizo posible. Cascos, tras su primera declaración en la Audiencia Provincial, dejó desarbolado todo el velamen de acusaciones en el que siempre se basaron los querellantes en el juicio celebrado hace escasas semanas.
Ha quedado claro y meridiano que el acusado no manejaba las cuentas del partido y que tampoco tenía acceso a los dineros del mismo. Por tanto, es de primero de Derecho que alguien que no tiene posibilidad de acceder a los dineros ajenos pueda ser acusado de apropiarse de los mismos. Para mayor abundamiento, resultó constatado que todos sus gastos se pagaban con la base de un acuerdo del partido, pagaderos por quien tenía los poderes y las llaves de la caja. No era Cascos el apoderado y sí una persona que todo el mundo conocía quien libraba las disposiciones dinerarias tras la presentación de los justificantes por parte de la persona acusada.
Tras la prueba testifical, ha llamado poderosamente la atención que, estando ambos denunciantes en la cúspide de la formación, fueron los únicos que no se enteraron del procedimiento de pago. En una reducción al absurdo, o bien estas dos personas no contaron la verdad, o, por el contrario, militaron en otro Foro Asturias. Todo puede ocurrir.
De igual forma, en lo concerniente a la existencia de la oficina en el Paseo de la Castellana de Madrid, resultó igualmente cierto que su alquiler había sido aprobado en una comisión directiva del partido en 2013, En cuanto a su utilización, Isidro Martínez Oblanca, exsenador de Foro, manifestó que él la pisaba un día sí y otro también. Al igual que hacían otros compañeros de partido. Con independencia del recurso del fiscal presentado en estos últimos días y, que llevará un tiempo su sustanciación, creo sinceramente (y es una opinión personal) que en lo referido a la forma de actuar en este asunto por parte de Moriyón y Pumares existen hacia ellos más preguntas que respuestas, y nadie puede entender cómo se metieron en semejante zarzal.
Resulta todavía más chocante que no hayan consultado los documentos contables, apoderamientos y certificaciones de reconocimiento de firmas y, de esta manera, conocer a las personas autorizadas a manejar las cuentas corrientes de la formación política, así como las actas de las comisiones directivas. Necesario aclarar que toda esta documentación siempre permaneció en el archivo del partido. Y, para el caso de subsistir alguna duda todavía, en un acto de sensatez haber preguntado en aquel momento a quienes tenían responsabilidades dentro del partido. Muy al contrario, ninguno de los dos trazó un mínimo patrón de razonabilidad.
Ha quedado claro de igual manera que los dos acusadores no obraron con la diligencia de un buen padre de familia. Herramienta jurídica recogida por nuestro Código Civil –hoy en desuso–, pero muy consistente para casos en que puedan existir dudas razonables de cómo actuar ante un determinado comportamiento, o como guion, para obrar equilibradamente ante una determinada situación. Por razón del cargo que ostenta Moriyón, se puede concluir que una cosa es ser presidenta de Foro y otra muy diferente ser la alcaldesa de Gijón. Olvida esta ilustre persona que, como representante de los ciudadanos de esta villa, obligatoriamente, ha de llevar adheridos los valores de la humildad, humanidad y la ecuanimidad.
Por tanto, haciendo un análisis frío sobre lo acontecido, sociológicamente resulta kafkiano que la máxima representante de todos los gijoneses aparezca enfrentada judicialmente a Cascos por un asunto interno de un partido y, encima, sin razón. Creo que no es el mejor ejemplo de conducta para un gobernante de su ciudad. Se trate de Gijón, Soria o Salamanca.
Distinto sería que el ahora todavía acusado hubiera atentado públicamente contra la dignidad personal de ella. No es el caso. Saben, además, sus promotores que las acusaciones contra quien querían hacer culpable carecían de la más mínima consistencia por no ser verdad.
Hoy, sin ninguna duda, nuestra alcaldesa, se hubiera hecho acreedora del respeto de toda la sociedad civil, y de manera especial de los que igualmente un día fueron sus compañeros para el caso de que hubiera dado por zanjado el asunto tras la indubitada sentencia de la Audiencia Provincial. Al no haberlo hecho, ella misma pone en tela de juicio el valor de su exigible ecuanimidad.
Concluyo que, en todo este asunto, mucho antes de iniciarse el juicio entablado, ha predominado, sin duda alguna, la insidia personal de la señora Moriyon contra la persona que, curiosamente, en su día, fue su principal valedor y mentor. Tristemente, estas cosas solamente pasan en la política y en el desamor.
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