Gijón, con la industria de defensa
El asunto no es baladí al constituir un guiño a la esperanza para miles de jóvenes gijoneses y asturianos que sueñan con tener un empleo
De un tiempo a esta parte, no estamos los asturianos como para tirar voladores si nos atenemos a las últimas informaciones sobre la situación de ... la industria regional. Un ejemplo reciente lo constituye Duro Felguera, quien, repleta de experiencia, talento y capacidad, está al borde de la quiebra tras 125 años de existencia. Si el futuro de Duro es una preocupación, no lo es menos ArcelorMittal. La reciente noticia sobre la construcción en Dunkerque de un nuevo horno eléctrico siderúrgico, con una inversión de más de 1.200 millones que se va fuera de la región –quién la pillara para Gijón y Avilés– conlleva la supresión de 51 puestos en el departamento de Energías de la factoría. La inversión anunciada es, a todas luces, un capítulo más de la deslocalización que desde hace tiempo está llevando a cabo Arcelor. Por desgracia, el precio de la energía eléctrica y otros factores exógenos, como el dumping de las importaciones chinas –penalizadoras de casi toda la industria europea– da de pleno en la línea de flotación de la siderúrgica asturiana. Si a todo esto añadimos la falta de estrategia industrial que Asturias viene padeciendo en los últimos 30 años, con otras deslocalizaciones paulatinas de más de 15 empresas situadas en distintos sectores, está claro que nos encontramos ante la tormenta perfecta. La preocupante situación nos lleva a preguntarnos si es el momento de cambiar en parte nuestro modelo industrial. Al respecto muchos estaríamos de acuerdo en que sí, pero sin saber realmente cómo poder hacerlo. Si estamos convencidos, se nos presenta la industria de Defensa como una clara posibilidad para Asturias, al tratarse de un sector cada vez más emergente y en el que nuestra región tiene sólidos antecedentes, como demuestra Santa Bárbara en Trubia, y cuya oportunidad queda reforzada ahora tras la noticia de que la semipública Indra se hará con el control efectivo de Tess Defence, el consorcio que comparte el megacontrato para la construcción del carro blindado VCR 8x8, que en su día fue igualmente una buena noticia para la región. Por otro lado, creo que del requerimiento de la OTAN a nuestro país de aumentar el gasto militar en un 3 % con posibilidad de alcanzar el 5 % del PIB algo nos podrá tocar en la fabricación de modernos y sofisticados bienes de equipo vinculados a esta rama industrial si se negocia bien con el organismo internacional de la defensa mundial. El acierto de haber creado hace años el llamado 'HUB de Defensa' –asociación mayoritariamente de pymes asturianas que viene trabajando para el sector militar– es la primera pieza para intentar el cambio de una parte de nuestro modelo industrial. Para tratar de conseguirlo, se pone de manifiesto, una vez más, la necesidad de la colaboración entre el sector público y el privado. La participación activa de la planta de Trubia (GDSB - General Dynamics Santa Bárbara) coadyuva a fortalecer una conciencia de región con potencial para este sector que otras comunidades autónomas no tienen. Al hilo de esto, para ningún gijonés puede pasar desapercibida la reciente noticia de EL COMERCIO sobre la presentación de una oferta vinculante por parte de Indra sobre el Tallerón de Duro Felguera, precisamente para la construcción de una cadena de montaje y destinarla a la fabricación de vehículos blindados –casi nada al aparato–. Si este 'Bienvenido, Míster Marshal' se convirtiera en realidad –ojalá sea posible–, el futuro de los 150 trabajadores de Duro Felguera quedaría garantizado, con una indiscutible repercusión económica para la industria auxiliar local y para la economía de la ciudad. Sin contar con el intercambio de sinergias que se pudiera producir con el parque empresarial de Naval Gijón, destinándolo, además de a la economía azul, al de la tecnología de la Defensa, con el centro de Formación Profesional de Revillagigedo como otro puntal a destacar. Sin ninguna duda, tanto el Ayuntamiento de Gijón como el Principado de Asturias han de brindar todo tipo de ayudas para que Duro e Indra puedan llegar a un acuerdo y conseguir que la semipública forme parte de nuestro tejido industrial. Nadie ha de perder de vista las potencialidades que tiene Gijón para conseguir no solamente la fabricación de vehículos blindados, sino cualquier otro tipo de material que le pueda convertir en referente de la industria de la Defensa en Europa, con El Musel y la ZALIA a la puerta de casa. El asunto no es baladí al constituir un guiño a la esperanza para miles de jóvenes gijoneses y asturianos que sueñan con tener un empleo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.