Lamparones judiciales
A estas alturas ya todo el mundo sabe que Álvarez-Cascos resultó absuelto de forma indubitable del delito de apropiación indebida del que irresponsablemente se le había acusado
Lo dijo en su día la gitana desairada, quien espetó a no se sabe quién: «Pleitos tengas y los ganes», maldición curiosa que, a buen ... seguro, habrá rondado por la cabeza de doña Carmen Moriyón y de la de Adrián Pumares cuando hace escasos días de nuevo recibieron otro revés judicial, proveniente ahora del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, en el asunto Cascos. Sorprende que ambos, en su condición de políticos con un sonrojante currículum judicial, hayan cometido la insensatez de emprender una causa llena de insidias, contradicciones y maliciosas medias verdades contra quien en su día fue el fundador de Foro Asturias y compañero de partido. La sentencia de esta segunda instancia ratifica en todos sus términos, con puntos y comas, el primigenio fallo salido hace pocos meses de la Audiencia Provincial. A estas alturas ya todo el mundo sabe que Álvarez-Cascos resultó absuelto de forma indubitable del delito de apropiación indebida del que irresponsablemente se le había acusado. Con ello, se puso de manifiesto por una vez más que el único móvil de los promotores de este encausamiento fue la inquina personal. No hay otra razón. A partir de ahora, a los promoventes de la demanda se les pone muy cuesta arriba la fallida causa, ya que de cara a la opinión pública asturiana quedan marcados como autores de un escarnio presidido por una incomprensible venganza. Llegados hasta aquí resulta paradigmático que lo hicieron sabiendo que sus delantales políticos estaban llenos de lamparones judiciales. Una frase –que quedó esculpida a lo largo de siglos en las mentes de todas las generaciones– siempre ha servido para señalar la hipocresía de las personas que, erigiéndose defensoras de la más pura moralidad están buenas para hablar al aparecer inculpadas y condenadas por diversos hechos punibles; los sabios pasajes evangélicos siempre están repletos de contemporaneidad y de verdad, y para el caso que nos ocupa, resulta que ni pintiparado aplicar el de: «Aquel de vosotros que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra».
De la documentación extraída entre 2022 y 2024, que abarca expedientes fallados por distintos organismos judiciales o dependientes de la Administración General del Estado, queda demostrado lo siguiente: tanto la alcaldesa de Gijón como el diputado forista han sido condenados en diferentes sentencias y resoluciones que reconocen y reparan el perjuicio causado por transgredir el deber legal. En algunos casos, afectaron al dinero público que no del partido en que militan, y en otros, vulneraron la Ley de Protección de Datos. Se constata que el Tribunal de Cuentas, en resolución de 7 de junio de 2023, condena a la actual alcaldesa a devolver la cantidad de 1.210 € al grupo municipal de Foro, de los que dispuso para temas particulares; otra sentencia de 13 de junio de 2024 condenó a doña Carmen Moriyón al pago de 31.314,29 € más intereses legales, llegando a un total de 35.000 € por malversación contable en beneficio personal y de alguna persona dependiente de ella. En lo que concierne al señor Pumares, asoma una sentencia de 2022 de la Audiencia Provincial de Oviedo que lo condena por incumplir obligaciones marcadas por la Ley de Protección de Datos; finalmente, aflora una resolución de 2023 de la Agencia Española de Protección de Datos que condena a Foro a pagar una indemnización de 20.000 euros. Vistos estos antecedentes, mucha gente se preguntará con qué legitimidad demandaron estas personas a Álvarez-Cascos. A la luz de estos fallos judiciales, ha llegado ya el momento de que la sociedad civil comience a denunciar este tipo de conductas, puesto que la clase política las impermeabiliza no siendo eso lo deseable. Lo único que se consigue con su permisión es adulterar la democracia y, por ende, abrir un abismo cada vez más gigante e insuperable entre los políticos y los ciudadanos.
Hoy el daño reputacional a Francisco Álvarez-Cascos está hecho y es irreparable, y ninguno de los dos actores responderá por el mismo, elevando todavía más, si cabe, la patente injusticia soportada por esta persona cuando ellos mismos sabían que era inocente al haber sido sus colaboradores en Foro Asturias. Quien ostenta la Alcaldía de la ciudad y el actual representante de los foristas en el Parlamento Regional están obligados a conducirse siempre con estricta legalidad y ecuanimidad. Por actos propios, queda claro que no obraron así, aunque se empeñen en justificar lo que ha resultado injustificable, como acaban de determinar los tribunales de justicia asturianos. En definitiva, dentro del ámbito subjetivo, Álvarez-Cascos, como persona que estuvo en primera línea de la política, podrá tener sus defensores y detractores, cómo no, pero lo que ha quedado acreditado a los ojos de todo el mundo es que tan objetivos fueron los hechos por los que recientemente ha sido absuelto el expresidente regional asturiano como los que, por causas distintas, sirvieron para condenar en su día a Moriyón y Pumares. Negar lo contrario nos llevaría a Quevedo, quien en su día soltó: «Solo el necio confunde valor y precio». Desgraciadamente, y con carácter general, toda esta sinrazón judicial pone de manifiesto que la moral y la bonhomía abundan poco entre la clase política, y así nos va. Sinceramente, es una pena.
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