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Lo que mal empieza, termina peor y presenta escasas posibilidades de arreglarse a medio plazo, y el proyecto del parque empresarial sobre los suelos de ... Naval Gijón comienza a tener vías de agua importantes. Hoy somos muchos los gijoneses que nos mantenemos expectantes sobre este importante asentamiento empresarial anunciado hace dos años a bombo y platillo por todos los miembros del gobierno local con importante despliegue de medios virtuales. Desde ese día, y habiendo transcurrido ya bastante tiempo, el panorama comienza a ser tan desolador como el espacio que se pretende ahora segar y adecentar. Al respecto, con todo lo relacionado con este proyecto no son muy esperanzadoras que digamos las noticias que nos ha trasladado EL COMERCIO referidas al rifirrafe que mantiene el gobierno municipal de la ciudad con los nuevos rectores de El Musel. Parece ser que el lío generado trae causa de un compromiso del expresidente Lourido con la actual alcaldesa: el motivo sería la cesión de la franja de borde marítimo que discurre en los terrenos vendidos al Ayuntamiento y que el nuevo equipo del Puerto está dispuesto a urbanizar dentro de otro proyecto de mayor alcance que arranca desde la punta Lequerica hasta Marina Yates, tocando los bordes de Naval Gijón destinado al uso y disfrute de todos los gijoneses. De igual manera, lo que parece positivo para la futura actuación y Gijón (que es lo más importante) no lo es tanto para el equipo de gobierno municipal quien sin temple político alguno y en rueda de prensa convocada al efecto repartió estopa de la fina a la Autoridad Portuaria cuando el mismo Ayuntamiento tiene asiento en el consejo de administración de esa entidad. Creo que no se puede crear de esta nueva iniciativa un estéril conflicto político. Por ello, resulta de obligada observancia, el respeto de las competencias de cada una de las instituciones en razón de la propiedad que detentan actualmente utilizando las herramientas del urbanismo que hará que puedan confluir los intereses de cada administración actuante. Lo contrario generará un nuevo barullo institucional que llevará a privar a los gijoneses de un paseo marítimo de lo mejorcito del norte de España .
Al hilo de lo anterior, del proyecto de Naval Gijón, se lleva hablando tanto tiempo que se asemeja ya a un silbato en la niebla; suena mucho desde diferentes frentes, pero una espesa bruma sobre la gestión de este espacio urbano hace imposible que los gijoneses hayamos podido atisbar hasta la fecha alguna parte de su proa. Lo apunto por una serie de evidencias que paso a relatar aquí: a fecha de hoy no hay noticia alguna sobre las negociaciones con Pymar (parece que el escollo se encuentra en la diferencia del precio del suelo que esta asociación pretende y la que le ofrece el Ayuntamiento), tampoco existe el menor rastro de un Plan Director exigible en una actuación como la que se pretende (solamente la intención de redactar un Peri sin contar con la asistencia de una consultora internacional experta en el desarrollo de esta clase de proyectos), se ignoran cuáles son los ejes estructurantes para su financiación y, finalmente, casi nadie conoce lo que es la economía azul y sus diferentes frentes de negocio ni lo que opinan los empresarios a través de las asociaciones del sector. Lo único que flota en el ambiente es un nada aconsejable enfrentamiento del equipo de gobierno municipal con la Autoridad Portuaria, algo que no conviene para nada por dos razones fundamentales: la primera, porque en este caso quien gobierna el Ayuntamiento no tiene toda la razón ya que el organismo dependiente de Puertos del Estado lo único que ha propuesto es urbanizar a su costa el paseo pretendido del que es propietario y de esa manera cumplir con lo que se le ha venido demandando políticamente en los últimos años: que no es otra cosa que el Puerto no de la espalda a la ciudad . Caso distinto sería que pasen los meses y el órgano rector no avance en su pretensión. En segundo lugar, y más importante, porque llevarse mal con El Musel no parece lo más sensato cuando el mismo va a ser el colaborador necesario para que la ZALIA sea una realidad. Llegados hasta aquí, resulta importante constatar que las iniciativas públicas del tipo que fueran han de estar aderezadas siempre de un diálogo sereno y permanente, y que la búsqueda de consensos es el mejor remedio para ayudar a la resolución de los problemas de Gijón. Ojalá la Autoridad Portuaria y el Ayuntamiento, dentro del obligado respeto de competencias de cada uno, sean capaces de lograr el exigible entendimiento. Es el único camino.
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