Llega el cierre anual
La economía de España es la que más crece de toda la UE, solo por detrás de Polonia. Sin embargo, presenta los problemas de siempre, con una burocracia y sistema fiscal que hacen muy difícil emprender, una educación mediocre y una productividad que no avanza
En efecto, es lo que toca en este último mes del año. Desde el punto de vista bursátil, no se puede decir que haya sido ... un mal año y no por el número de empresas que han iniciado su cotización en Bolsa, sino por la evolución de precios de las que sí están cotizadas. A finales de octubre, el Ibex 35 se ponía en boca de todos porque el principal indicador de la Bolsa española alcanzaba máximos históricos superando los 16.000 puntos, empujado, fundamentalmente, por las cotizaciones del sector bancario. En el momento en que escribo estas líneas, el Ibex se encuentra en 16.688,50 puntos. Por consiguiente, siguen las buenas noticias. El amable lector debe saber que la renta variable es un activo de riesgo y, como tal, está sujeta a fluctuaciones, esto es, a volatilidad. Sin embargo, cuando un ahorrador consulta a un asesor financiero dónde poner su dinero siempre se repite la misma recomendación: a largo plazo las acciones suelen batir al resto de activos. Un reciente estudio académico publicado en 'The Economic History Review' ha analizado la rentabilidad obtenida por el Ibex 35 en el periodo 1900-2020. De hecho, es el primero que analiza el comportamiento de las acciones españolas durante un periodo tan largo. Los investigadores obtienen que las acciones de la Bolsa española generaron un retorno real (ajustado a la inflación) del 3% anual. En términos nominales, es decir, sin descontar el efecto de la inflación, fue del 8,3%. Es una rentabilidad real sensiblemente inferior al 4%-6% que se observa en otras economías vecinas en ese periodo, debido a las importantes pérdidas de algunas etapas como la guerra civil, la autarquía y las crisis inflacionarias de los años 70 y 80 del pasado siglo XX. Esto pone de manifiesto que, a pesar de que haya periodos de malos resultados, los inversores pacientes que mantuvieron sus acciones durante la modernización institucional y económica de España ganaron dinero. Por tanto, y siempre según los autores del trabajo, la solidez institucional, la disciplina macroeconómica y la apertura al capital internacional son los pilares de crecimiento sostenido de la renta variable y la confianza de los inversores.
Publicidad
Fijándonos en un periodo temporal más corto que el abarcado por la mencionada investigación, que es de 120 años, lo que apreciamos es que la Bolsa española ha variado mucho desde los máximos conseguidos en 2007, fecha previa al inicio de la gran crisis financiera, cuando el Ibex 35 marcó máximos en 15.957 puntos, y los récords que ha alcanzado esta última temporada. Es obvio que las compañías del principal índice español valen más que hace casi 20 años. En noviembre de 2007 la suma de sus capitalizaciones bursátiles alcanzaba los 544.801 millones de euros y este año, en el pasado mes, se mueven en torno a 822.644 millones de euros, de acuerdo con los datos aportados por Bolsas y Mercados Españoles (BME).
Lo anterior se refiere a la situación bursátil española en este último año, que no es ajena a la situación económica. Nuestro ministro de Economía, Carlos Cuerpo, saca pecho y subraya el destacado crecimiento de España en relación a otros países del área euro. No obstante, el prestigioso diario 'Financial Times' saca los colores a nuestra forma de crecimiento, afirmando que nuestra economía vuelve a tropezar con las piedras de siempre. La economía de España es la que más crece de toda la Unión Europea (solo por detrás de Polonia) y la que más empleo crea de todo el bloque comunitario con mucha diferencia. La fuerte expansión del sector servicios (turismo y hostelería, sobre todo) ha generado esta dinámica que impresiona a aquellos que solo tienen ojos para las grandes métricas (PIB o empleo). Sin embargo, detrás de estas portentosas cifras se encuentra un país fracturado que sigue presentando los problemas de siempre, con una burocracia y sistema fiscal que hace muy difícil emprender con éxito, una educación mediocre, en el mejor de los casos, y una productividad que no avanza. Por tanto, los obstáculos que siempre se topan en el camino de la economía española hacia la convergencia siguen ahí. Aunque no se vean por los buenos datos del turismo y los servicios, lo que corresponde es afrontarlos.
El diario económico inglés no omite afirmar que cuanto más tiempo se dedica en el Congreso a debatir sobre cuestiones del pasado, corrupción, etc. el tiempo que queda para el debate de políticas que pueden cambiar la economía española es menor. Es decir, si las horas del debate político y de telediarios se centran en las decenas de casos de corrupción o en el cambio de nombres de calles, lo que queda para hablar de productividad, educación, emprendimiento, impuestos… es nada y apenas tiene hueco en los espacios informativos. Si ese debate no existe, la economía seguirá cayendo en las mismas trampas de siempre una y otra vez, aunque se encuentre ahora mismo en un momento cíclico espectacular.
Publicidad
Sin ponerse pesimistas en este último mes del año, y tratando de ver la botella medio llena en lugar de medio vacía, creo que toca felicitarse por la buena evolución bursátil y de crecimiento económico sin olvidar que, un clima político adecuado, centrado en gobernar el país y afrontar los problemas reales, y no los que nos crean algunos políticos que elegimos, podría ayudar, y mucho, al despegue definitivo de nuestra economía y ponerla a la par de las mejores del mundo.
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión