Yo trabajé con Ana González
JOSÉ ADOLFO RODRÍGUEZ ASENSIO. PROFESOR DE PREHISTORIA JUBILADO DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO, EX DIRECTOR GENERAL DE UNIVERSIDADES Y EX DIRECTOR GENERAL DE PATRIMONIO CULTURAL DEL PRINCIPADO
Sábado, 3 de septiembre 2022, 00:50
Todo es política y todo vale en política». Esta máxima, que tiene grandes defensores y también grandes detractores, cada vez está más presente en el ... devenir diario de la 'cosa pública'. Como una enorme cascada de ocurrencias, que no de pensamiento ni de ideología, se extiende desde los despachos del poder mundial hasta los de nuestro entorno más cercano. Cada vez es más difícil debatir y confrontar ideas, pues, además del clamoroso desconocimiento de las ideologías y la descarada simplificación de la Historia, rápidamente, se introducen argumentos 'ad hominem' con la finalidad de descalificar no ya la gestión, y ni siquiera la ideología, sino el carácter, la personalidad, el saber estar, el comportamiento, el civismo, la empatía y todo lo que conforma la personalidad de cada cual. La arena política se ha convertido en un fangal y eso la opinión pública lo ve y lo valora negativamente. No todos, claro, pues hay quienes están encantados con este sistema de 'realidad paralela', como gustan de definirlo.
No entro, pues no me compete, a valorar la situación política del partido socialista de Gijón y sus primarias a la Alcaldía, pero de lo que sí puedo opinar es de las descalificaciones personales hacia la actual alcaldesa, Ana González. No sólo no estoy de acuerdo, sino que me resultan injustas, fuera de lugar y de tono, y puedo rebatirlas.
Como he dicho, trabajé durante una legislatura con Ana González. Ella, tras su nombramiento como consejera de Educación, Cultura y Deporte, me confió la Dirección General de Patrimonio Cultural. Una legislatura da para conocer bien a una persona, y puedo decir que fue cómodo y agradable estar bajo las órdenes de Ana. Destaco su capacidad de comprensión de todas las propuestas que desde Patrimonio, a veces complejas y difíciles, yo ponía encima de la mesa del consejo de dirección. Ana no se limitaba a escuchar, sino que estudiaba los temas hasta hacerlos suyos y después los defendía en los órganos políticos correspondientes. Siempre encontré en Ana el apoyo necesario para defender los presupuestos de mi dirección general. Eran magros y enormemente limitativos, pero aun así los defendíamos con fuerza, aunque la realidad, que es muy tozuda, nos dejara siempre como la cenicienta del grupo, con menos presupuesto que una Concejalía de Cultura de una ciudad importante.
Como suele decirse de un buen político, 'me nombró y me dejó hacer'. Alguien podrá decir que, si me nombró ella, lo lógico es que me dejara hacer. ¡Ay, quienes así piensan! ¡Qué poco conocen el día a día del devenir político! En definitiva, no entro en valoraciones políticas ni en logros o errores en su gestión como alcaldesa de Gijón, que para eso están los vecinos y vecinas de esta gran ciudad, y en definitiva, serán las urnas quienes den el veredicto final sobre su paso por el Ayuntamiento; pero, por favor, situemos en el plano que corresponda cada discusión y cada decisión, que deben apoyarse en argumentos y no en descalificaciones personales.
Trabajar con Ana fue cómodo y un auténtico privilegio.
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