En setiembre de 1972 fui enviado por EL COMERCIO a informar de la inauguración oficial del tramo Vegadeo-Luarca, el último del enlace por vía ... férrea de ancho métrico, de la empresa estatal Feve, entre Ferrol y Gijón. Paradójicamente, no se terminaba así el trazado previsto para el ferrocarril Ferrol-Gijón, llamado también de la costa o estratégico, una obra promovida desde finales del siglo XIX, porque entre Aboño y Avilés se decidió utilizar el recorrido del Ferrocarril de Carreño, empresa privada que a su vez usaba el trazado entre Gijón y Aboño de la línea Ferrol-Gijón (de las obras del itinerario previsto y nunca ejecutado entre Aboño y Avilés -con el tiempo, aprovechado en parte para el ferrocarril interno que enlaza las factorías de Arcelor- aún se aprecian restos de puentes y de la caja de la vía en El Valle, Carreño).
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Aquella inauguración oficial, presidida por Franco, fue en la práctica una engañifa, porque entre Gijón y Ferrol no se establecieron trenes directos, era obligado transbordar en Avilés, del Carreño a Feve, y también en Pravia, al tren del Ferrocarril Vasco Asturiano, ya integrado en Feve, que procedía de Oviedo con destino a Galicia. El viaje inverso obligaba a cambiar de convoy en las mismas estaciones citadas. Era una situación demencial: como consecuencia del centralismo provincial, perpetrador del transbordo de Pravia, y el egoísmo irresponsable de la empresa del Ferrocarril de Carreño, la línea férrea Ferrol-Gijón se convertía de hecho en Ferrol-Oviedo. El Ferrocarril de Carreño, con sus trabas para el funcionamiento del enlace directo, forzaba su absorción por Feve en condiciones ventajosas (en línea con la política de nacionalización de pérdidas, el Estado se hacía cargo aquellos años de los ferrocarriles de vía estrecha de propiedad privada, arruinados, como, en Asturias, el Cantábrico -de Llanes a Santander-, los Ferrocarriles Económicos -de Oviedo a Llanes- y el ya citado Vasco Asturiano, de Oviedo a Collanzo, por un lado, y a San Esteban de Pravia por otro).
EL COMERCIO emprendió entonces una intensa campaña periodística, basada en amplia información sobre el caso y contundentes comentarios de su director, Francisco Carantoña, contra aquel despropósito. Y no sin riesgo por la actitud adoptada -hay que situarse en aquel tiempo, era una obra inaugurada por Franco y el ministro de Obras Públicas entendía como delictivas las críticas a su puesta en marcha- consiguió que se revirtiera la situación, el ferrocarril Ferrol Gijón dejó de ser una entelequia y hubo enlace ferroviario directo entre ambas ciudades.
Con el paso del tiempo, se restableció la irracionalidad y hace ya muchos años que es de nuevo obligado transbordar en Pravia para viajar entre Ferrol y Gijón, o viceversa, para los viajeros con destino u origen en los concejos de Soto del Barco, Castrillón, Avilés, Corvera, Carreño y Gijón, más de 400.000 habitantes en total, aproximadamente el 40 % de la población de Asturias.
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El jueves pasado pude comprobar empíricamente que la situación no ha mejorado transcurridos más de 49 años desde aquellos fastos inaugurales. El tren invierte ahora 7 horas y 48 minutos en recorrer los 320,2 kilómetros del trazado entre Gijón y Ferrol, según los horarios anunciadores. Mi tren salió a las 6.56 de Gijón y tendría que haber llegado a Ferrol a las 14.44, pero entró en la estación ferrolana con 31 minutos de retraso. Además del transbordo previsto en Pravia, Feve amenizó el viaje con otro transbordo en Cudillero -este a un microbús- porque eran días de temporal y se temía que pudiera producirse algún tipo de incidencia en la vía hasta Galicia. Entiéndase bien, era una medida precautoria, no había pasado nada, se adoptaba porque podría pasar, lo cual da una idea de cómo debe de encontrarse esa vía a juicio de los expertos de Feve. Faltaba el nuevo transbordo, del microbús al tren, en Ribadeo para llegar a Ferrol, previa parada imprevista por avería en el automotor, subsanada sobre el terreno por el personal de la compañía. De no ser por esta contingencia, no habría habido apenas retraso, porque la vía da la impresión de hallarse en buen estado cuando discurre por la Mariña lucense.
La vuelta, anteayer, con salida de Ferrol a las 15.30 y llegada anunciada a las 23.18 a la estación gijonesa, culminó con 22 minutos de retraso. A pesar de que ya no había temporal y de que el tren llegado a Ferrol acababa de hacer el itinerario completo entre Cudillero y Ribadeo, en Feve decidieron que en sentido contrario el recorrido se hiciera también en microbús -al aparecer, por temor a que la oscuridad de la noche impidiera apreciar algún obstáculo imprevisto en la vía- y hubo transbordos de nuevo en Ribadeo al microbús (tres viajeros a Gijón y uno a Navia), al tren en Cudillero, donde embarcó chavalería, botellón incluido, para Pravia, y a otro tren en la misma Pravia, estación en la que aumentó el pasaje juvenil que tenía Gijón como destino para la fiesta nocturna. Pero ellos no llevaban encima ocho horas y diez minutos de viaje para recorrer 320,2 kilómetros, el argumento incontestable con que Feve expulsa a sus usuarios hacia el transporte por carretera.
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