La penuria de las 'élites políticas' en España

Ante lo que el pueblo soberano contempla a diario, uno se suele preguntar cuándo llegará el día en que tomen el timón de la nave nacional quienes dotados estén de la competencia necesaria para ejercer la autoridad, los mejores

Viernes, 24 de octubre 2025, 02:00

El mundo político en que nos ha tocado vivir en nuestra querida España se caracteriza de manera llamativa por dos notas: la primera, por el ... lenguaje a veces ordinario y en ocasiones impertinente usado en el Parlamento. La segunda, porque la intolerancia brilla por su ausencia, debido entre otras causas a que los hombres públicos se dejan llevar mucho más por una demasiada arraigada ideología que por el pragmatismo y la razón, lo que en definitiva implica que se preocupan más por el interés particular –no siempre limpio– que por el interés general. Las 'élites políticas' deben disponer de muy especiales habilidades que les ha de llevar a ser considerados verdaderos 'sabios', cuya falta solo dará lugar a la aparición de lo que se llamaron 'políticos torpes'.

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Ante lo que el pueblo soberano contempla a diario, uno se suele preguntar cuándo llegará el día en que una auténtica 'élite política' tome el timón de la nave nacional, elite que será la que, dotada de la competencia necesaria para ejercer la autoridad, y no la ejercida por los más fuertes o los más violentos, sino sencillamente por los mejores, nos dirija desde dos grupos bien conocidos: los funcionarios y los hombres políticos. Los primeros, seleccionados por medio de oposiciones o concursos y los segundos, por elección popular. Ni qué decir tiene que esta última exigirá que los electores tengan una formación mínima que les permita calibrar la calidad real de los que van a ser elegidos.

En el centro de todo lo anterior, se considera como esencial disponer de lo que los ingleses llaman 'team spirit', que ya hace muchos años pidió Don Marcelino Menéndez Pelayo, cuando prorrumpió, en aquel grito dirigiéndose a los políticos: «¡Hay que juntarse!», y que Jacques Atalli, en un libro titulado 'Bailar cerca de la puerta', publicado el presente año 2025, nos dio los principios para que un día sea posible vivir juntos: «Esforzarse por conocer al otro, utilizar todos los medios necesarios para comprenderle, respetarle y construir un proyecto conjunto». Con frecuencia, el fracaso del lograr 'juntarse' se debe, por decirlo con palabras de Churchill, a que «los políticos no quieran ser útiles, sino simplemente, importantes».

En un momento como el actual en que nuestras fronteras se encuentran abiertas, de par en par, para recibir miles y miles de personas procedentes del continente africano a los que se califica como inmigrantes ilegales o irregulares cuando en realidad deberían llamarse 'invasores', convendrá recordar cuáles son nuestras raíces de esta Europa en la que estamos integrados para fortalecer nuestra forma de actuar: Atenas, Roma, la Cristiandad medieval y el Siglo de las luces, todas ellas repletas de humanismo, que, desafortunadamente se va dejando a un lado en nuestras escuelas, para dar entrada a lo que se llama 'multiculturalismo'. En nuestras democracias actuales, nuestras 'élites políticas' ya no tienen aquellas notas de aristocratismo repleto de privilegios y han sido sustituidas por 'instituciones gubernamentales', que deberían estar respaldadas por un grado de competencia y de nivel moral que impida que surja de nuevo lo que hace ya mucho tiempo llamó el profesor francés Hauriou, 'individualismo desfalleciente', que es una antinomia frecuente entre el ideal y la conducta, entre la inteligencia, que conoce los valores, y la voluntad que no los realiza.

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