Wenceslao López disputará las primarias del PSOE frente a Antonio Masip

El secretario general del PSOE de Oviedo, Wenceslao López, confirmó hoy que disputará las primarias para elegir al próximo candidato socialista a la Alcaldía, tras recibir el respaldo mayoritario de la comisión ejecutiva. La entrada en liza de Antonio Masip, la incapacidad para consensuar una alternativa y la negativa de otros 'candidatables' acabaron por empujar a López a presentar su opción.

La suya puede ser la cuarta papeleta entre las que tendrán que elegir los afiliados del partido el próximo 19 de octubre. Pero antes, tanto Masip, como él, como los otros dos aspirantes declarados Guillermo Peláez y Jorge García Monsalve, deberán conseguir el aval del 20% de la militancia. López anunció ayer que Los aspirantes tendrán que confirmar su paso el frente ante la Comisión de Garantías y dispondrán de 15 días tan solo para alcanzar una cifra próxima, en el caso de Oviedo, a las 175 firmas.

Es el número de apoyos una de las principales barreras. En las elecciones a secretario general en las que resultó vencedor Pedro Sánchez, votaron, pese a todas las facilidades, 534 militantes de Oviedo de un censo de 878. Una participación que puede considerarse alta para los registros de la Casa del Pueblo, pero que indica que la afiliación activa es escasa y que reunir la confianza de más de 170 de ellos será una tarea ardua.

En ello, lleva ventaja Antonio Masip, que tras advertir a quien quisiera escucharle de que no quería dejar la política y que si no repetía como eurodiputado un tercer mandato, disputaría las primarias de Oviedo ha creado una plataforma de apoyo a su alrededor y comenzado a generar ruido político y captar la atención. Muy por detrás se sitúan Guillermo Peláez y Jorge García Monsalve. Ninguno de los dos ha tenido hasta la fecha cargos orgánicos o políticos en el partido.

No hace ni siquiera dos años, en noviembre de 2012, Antonio Masip respaldó públicamente a Wenceslao López frente Alfredo Carreño para liderar el partido en Oviedo. Dos meses después y por cuatro votos, se convirtió en secretario general. Un cargo del que había sido expulsado hacía 22 años, cuando la FSA impuso una gestora al frente de la Casa del Pueblo y precipitó así el alejamiento de la política activa del que fue, con tan solo 31 años, primer candidato del PSOE a la Alcaldía tras la instauración de la monarquía parlamentaria.