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La plaza de toros lleva cerrada por ruina desde 2007.
Patrimonio rechaza retirar   el BIC de la plaza de toros de Oviedo como pedía el Ayuntamiento

Patrimonio rechaza retirar el BIC de la plaza de toros de Oviedo como pedía el Ayuntamiento

El consejo descarta descatalogar el coso pero «abre la puerta» a ajustes en su protección para posibilitar intervenciones «respetuosas»

GONZALO DÍAZ-RUBÍN

Martes, 24 de marzo 2015, 00:18

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El pleno del consejo de Patrimonio del Principado acordó ayer mantener la protección como Bien de Interés Cultural de la plaza de toros de Buenavista, según informó el Gobierno regional en una nota de prensa. Lo hizo tras analizar «el expediente de valoración patrimonial abierto a instancias del Ayuntamiento de Oviedo» y llegar a la conclusión de que lo «idóneo» es «mantener ese régimen de protección dadas las cualidades históricas del edificio, después de haber solicitado informe a diversas instituciones consultivas».

La decisión pone otro clavo en el ataúd en el que el Ayuntamiento estaba a punto ya de enterrar el plan director del arquitecto Ignacio Ruiz Allen, presentado para recuperar la plaza para el uso público -cerrada por ruina desde 2007-hace ya tres años. A punto, porque Patrimonio rechazó el documento pocos meses después, a finales de 2013, con pocos miramientos. Al Consistorio, que entendía que al menos la primera fase -el derribo del tendido ruinoso, para permitir la reapertura- era autorizable, le sentó como un tiro. Aunque el Principado le indicó que solicitase la descatalogación de la plaza como BIC, algo nunca hecho antes, que el Consejo de Partrimonio dejase pasar todo 2014 sin pronunciarse no auguraba un resultado positivo para los planes municipales. Con la proximidad de las elecciones, Caunedo acabó por anunciar un pabellón multiusos en el Naranco, con capacidad para 10.000 personas en conciertos y espectáculos. Justo uno de los usos previstos para una plaza centenaria a la que el Principado ni menciona en sus desdibujados planes para El Cristo.

Ajustes

De nuevo, Patrimonio deja una puerta abierta a hacer «ajustes en el grado concreto de protección urbanística, de tal manera que se posibilite el acometer labores de mejora y de adaptación a nuevos usos del edificio», siempre «respetuosos con sus valores históricos y arquitectónicos».

Los planes del Ayuntamiento pasaban por derruir el graderío ruinoso, un añadido de posguerra de ínfima calidad, y abrir la plaza al uso con un aforo reducido de 6.000 personas. En futuras actuaciones, se mejorarían los accesos y circulaciones, se reconstruiría la grada perdida y se cubriría el coso. El Ayuntamiento sostenía que el edificio original fue destruido en los años 30 del pasado siglo casi de forma completa y que lo que está protegido es una sombra, un fantasma de la obra original del siglo XIX. Nada. La plaza seguirá protegida, cerrada y en ruinas. ¿Hasta cuándo?

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