Entre las prisas y las resistencias

El alcalde tiene sobre la mesa decenas de proyectos del anterior equipo, entre ellos la sectorialización del estadio Carlos Tartiere

GONZALO DÍAZ-RUBÍN

Domingo, 21 de junio 2015, 00:20

Wenceslao López se convirtió hace una semana en alcalde de Oviedo. Desde entonces, cada día, aparca su coche en una plaza de su propiedad de un estacionamiento céntrico y camina hasta su despacho. No es un paseo largo. Son apenas unos minutos, los únicos, casi, que le quedan libres de una agenda llena de urgencias que le gestiona su equipo y le administra su secretaria, la misma que tenía su predecesor, Agustín Iglesias Caunedo; una agenda en la que se mezclan y alternan política y administración como prioridades. Somos considera que su generosidad está suficientemente probada con el regalo de la Alcaldía al PSOE y quiere que su peso se note. IU y PSOE suman ocho concejales y se lo recuerdan a los de Taboada. Equilibrios que agotan y valen unas vacaciones.

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De lo primero, cerrar un acuerdo estable con las fuerzas que apoyaron su investidura es la máxima prioridad. El gobierno tripartito que se dibuja tendrá nueve concejales -tres socialistas, cuatro de Somos y dos por IU-y un número por definir de delegados. Oficialmente, las tres partes -Somos, PSOE e IU- quieren dar un vuelco al organigrama heredado de 24 años del PP. Habrá cambios profundos -en especial en el área económica y de interior- pero también cosméticos, de nombres. «Los nombres importan», contradice una voz de la candidatura de unidad popular, «no es lo mismo servicios sociales que atención ciudadana. Son formas de marcar que vamos a hacer nuevas políticas, aunque no todas se puedan poner en marcha el primer día».

La primera anunciada por el nuevo Ayuntamiento -abrir los comedores escolares hasta agosto- ha sido contestada desde todas las posiciones. Desde el PP -¿qué fue de los 100 días de cortesía a un nuevo gobierno?-, desde la Consejería de Educación o desde una plataforma próxima a IU. Un signo de los tiempos que se avecinan, de las resistencias que encontrarán los nuevos socios. Las voces críticas abundan en que la medida es poco eficiente, estigmatiza a los niños y muestra el desconocimiento de la realidad de la ciudad y de los servicios municipales.

La iniciativa permitirá que padres y madres apunten a sus hijos al comedor mañana y pasado, y que quienes no tengan recursos dispongan de ayudas municipales para pagarlo. Está prendida con alfileres y expuesta, además, a nuevas críticas si, con un plazo de apenas dos días y con el curso acabado, la demanda es baja para el nuevo programa. Para el nuevo, porque la demanda existe. Casi un millar de niños tienen plaza en los campamentos urbanos que empiezan este lunes.

Las prisas, la necesidad de «hacer visible el cambio» y que el PP «no tuviese nada previsto» para atender esta necesidad marcarán también futuros cambios. Otra de las prioridades, especialmente para el alcalde socialista, es controlar los servicios privatizados. Un primer vistazo al área de Intervención, para medir sus fuerzas, fue descorazonador: de 11 plazas, el PP ha dejado 7 vacantes. El sistema construido durante 24 años no será fácil de reformar. 90 millones de euros del presupuesto se van todos los años a bienes y servicios externalizados; otros 40 en subvenciones y convenios. El PP no lo dejó todo a la improvisación. En las juntas de gobierno del último mes renovó cerca de 40 convenios con entidades privadas.

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Heredados

Y a todo esto hay que sumar la gestión. Wenceslao López tiene sobre la mesa decenas de proyectos que el anterior equipo de gobierno no pudo licitar antes, estaban a punto de salir a contratación o pretendía contratar en las primeras semana de un nuevo gobierno que se les escapó de las manos en el último minuto. La sectorización del Carlos Tartiere es uno de ellos y un sapo difícil de tragar. La Liga de Segunda División a la que regresa el Real Oviedo 12 años después comienza a mediados de agosto. Para esa fecha, el estadio deberá tener divididas sus gradas y fondos en sectores y para un mes antes muy definido el cómo, para dar paso a la campaña de abonados. El PP dejó contratada la redacción de un proyecto que incluye, además, la construcción de nuevos palcos frente a la tribuna presidencial. Sectorizar el campo es una urgencia, construir palcos no lo parece. Esta semana López se reunió con Joaquín del Olmo y Jorge Menéndez Vallina. Estos expusieron sus urgencias; el alcalde, su compromiso de colaboración.

También hay inauguraciones pendientes. El puente de La Florida al parque del Oeste está acabado. El expediente pendiente de la recepción de unas obras que han costado 4,5 millones de euros y a las que nadie quiere echar la firma debajo sin comprobar hasta el último extremo que no hay gato encerrado. Máxime después de que, entre sus últimas decisiones, el anterior equipo de gobierno aprobase in extremis un modificado y añadiese un sobrecoste, 15 meses después del final de las obras, a la pasarela de Ventanielles que ejecutó la misma constructora.

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Las tres partes han pactado hablar poco o nada de sus reuniones. El rigor que se exigen Ana Taboada y Wenceslao López parte de no convertir el futuro tripartito en lo que Caunedo profetizó como «un caos». Hay recelos entre las tres partes, e incluso, cuatro, porque el PCA se ha sumado a las reuniones desde su integración de nuevo en IU; pero también cierta sintonía. «Quedan tantas cosas por definir que es difícil cerrar una sin que te asalte la siguiente», expone un alérgico a las reuniones.

Wenceslao López llega a las nueve o un poco antes cada mañana y se va, a veces, 12 horas después. Ha quitado el bloqueo de la puerta de su despacho, es de las pocas decisiones que no ha necesitado una larga reunión antes.

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