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Solo queda en pie la fachada del número 58 de la calle Uría de Oviedo.
Muere un bombero en el incendio que arrasó un edificio en Oviedo

Muere un bombero en el incendio que arrasó un edificio en Oviedo

C. Pérez / C. M. Gayo / I. Llera / I. Gómez / I. Rey

Jueves, 7 de abril 2016, 12:51

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Eloy Palacio, bombero del cuerpo municipal del Ayuntamiento de Oviedo, ha fallecido en la tarde de este jueves al derrumbarse el edificio número 58 de la calle Uría en el que se declaró un devastador incendio en torno a mediodía. Sobre las 16.20 horas, mientras trabajaba en la extinción de las llamas en la parte superior del edificio junto a otro compañero, el tejado se hundió, llevándose consigo toda la estructura interior, y arrastrando a ambos hombres. Tras momentos de desconcierto, en los que el resto de efectivos de emergencias les llamaban a gritos, se iniciaron las labores de rescate. El primero en ser rescatado, según han indicado fuentes municipales, tiene una pierna rota. El segundo, en cambio, ha fallecido, un extremo que confirmó el delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo, sobre las 17.30 horas. Tenía 54 años y era natural de Pola de Siero.

Momentos antes del desplome del edificio, y en la calle Melquíades Álvarez, comparecían ante los medios el alcalde de Oviedo, Wenceslao López, y el consejero de Presidencia y Participación Ciudadana, Guillermo Martínez, para informar del estado del incendio que ya se daba por controlado. Martínez decía que se trataba de un incendio "muy complejo" debido a la estructura de madera del edificio y al barniz que cubría las vigas, lo que obligó a reforzar los efectivos de extinción. Así, además de bomberos de Oviedo, al lugar se desplazaron diez efectivos del Servicio de Emergencias del Principado de los parques de La Morgal, Avilés y San Martín del Rey Aurelio, además de ambulancias y dos unidades caninas de rescate.

Debido a la intensidad de las llamas, el personal de extinción de incendios no pudo acceder al interior del número 58 de la céntrica calle ovetense hasta las 15.45 horas. Dentro quedaban bastantes focos activos, pero controlables; además, los daños de la estructura hacían temer por un posible derrumbe del inmueble que, finalmente, se produjo.

La devastación ha alcanzado a edificios colindantes. De hecho, se llegaron a desalojar seis edificios, tres en la calle Uría y otros tres en la colindante Melquíades Álvarez. Las llamas incluso alcanzaron a otro inmueble, el número 52 de la calle Uría. Al parecer, una chispa habría prendido en una lona situada en la azotea. Los daños son cuantiosos en un edificio anexo al que se ha derrumbado. Es más. El Ayuntamiento de Oviedo no descarta que haya que derribarlo y ha previsto que un retén de bomberos se mantenga esta noche en la zona.

En total, según confirmó el edil de Seguridad Ciudadana, Ricardo Fernández, habrá un retén de una decena de efectivos controlanzo la zona durante toda la noche. Han utilizado espuma y han enfriado con mangueras todo el área del edificio. Seis vehículos han participado en las labores, dos del Principado y cuatro de bomberos.

Ante lo ocurrido, Gabino de Lorenzo lamentó la "gran desgracia" del fallecimiento del bombero y también señaló que este incendio no se puede dar por terminado: "Hay que apagarlo definitivamente y hay que asegurarlo. También hay que ver las paredes contiguas de los inmuebles de la casa que se ha desplomado".

Según las primeras hipótesis de la Policía, el fuego se inició en los focos halógenos de los pasillos del segundo piso, probablemente por un cortocircuito. Las llamas, que se iniciaron pasadas las 12 de la mañana, están afectando a una vivienda particular, la única del edificio, ya que el resto son oficinas.

La Policía Local pudo actuar rápido gracias a que una patrulla pasaba por la zona en el momento en que se originaba el fuego. El propietario y vecino del inmueble, Carlos Espina, quien se mostró tranquilo en un primer momento por la rápida intervención de los bomberos, no descarta pedir responsabilidades patrimoniales por los daños. «Si no era nada, ¿cómo pudo llegar a esto? Si se hubiera abordado bien desde el principio, esto no se habría desmadrado». Su mujer, Herminia Campuzano, se ha derrumbado ante el devenir de los acontecimientos. «Es una pena ver cómo se quema tu casa». El matriomonio llevaba 22 años residiendo en la segunda planta del edificio, que fue construido en 1889 y rehabilitado en el año 2000.

Además del tráfico, el suministro de gas y electricidad ha sido suspendido para garantizar la seguridad. Los establecimientos de los bajos comerciales están cerrados por seguridad y los efectivos de emergencia trabajan en el derribo de la fachada.

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