Gonzalo Giner (Madrid, 1965) dice que empezó «tarde a escribir». Tenía 37 años y hasta entonces era un devorador de libros que se había licenciado ... en Veterinaria. Atravesaba entonces una mala época con «mucha ansiedad» y como «terapia» se sentó ante una hoja en blanco. Ya en 2004, vio la luz su primera novela 'La cuarta alianza', aunque el éxito le llegó cuatro años después con 'El sanador de caballos'. Con su último título 'La bruma verde' ha ganado el Premio Fernando Lara de Novela. Hoy presentará su obra y firmará ejemplares a las 20 horas en LibrOviedo. Será en la plaza de Porlier.
-Vuelve la feria del libro tras la suspensión del año pasado por culpa de la pandemia y es uno de los primeros invitados.
-Me encanta que se pongan en marcha actividades alrededor de los libros. Ferias como San Jordi atraen a un aluvión de gente y en estos tiempos de pandemia se han hecho cosas de forma discreta. Además, me hace ilusión. Vivo en Madrid, pero mi madre y mucha de mi familia es asturiana.
-Con 'La bruma verde' ha ganado el Premio Lara de Novela. ¿Cómo se lo comunicaron?
-Es el primer premio que me dan y fue un alegrón enorme. Al mismo tiempo fue extraño por culpa de la pandemia. Siempre se daba en mayo con una cena de gala en Sevilla y en esta ocasión fue a mediados de julio. Recibí una llamada y era el portavoz; me lo notificaron de forma 'online'. Estoy encantado porque el jurado estaba formado por colegas escritores.
-¿Qué siente cuando escribe la última palabra de un libro?
-Soy muy emocional y, a veces, echo un par de lagrimillas.
-Un sentimiento que también sienten los lectores de 'La bruma verde'.
-Eso es lo más grande que puede pasar. Tiene una trama preciosa.
-Cuente.
-La historia me cautivó. En unos premios del Colegio de Veterinarios de Madrid conocí a Rebeca Atencia, una veterinaria que trabaja en el Congo y me contó su historia. La novela no tiene nada que ver con ella, pero me narró el problema con los primates, centros de refugio y me dejó atrapado. Tanto que dije que tengo que escribir sobre ello.
-Se basa en África, un continente que ha inspirado a otros escritores recientemente como Víctor del Árbol o Clara Sánchez.
-Desconozco las razones que les llevaron a escribir sobre él, pero a mí me parece un continente olvidado donde te sientes atraído y atrapado por estos paisajes. Entiendo que les apetezca escribir sobre él; hay que hacer algo por ayudarlos.
-¿Cree que es desconocido para muchos españoles?
-Mucho se habla de que en Brasil está desapareciendo la selva, pero el segundo pulmón de la tierra es la cuenca del río Congo.
- Un continente que está sufriendo mucho por la covid.
-Es una más que se suma al ébola, la malaria,... Necesitan ayuda de muchas cosas y tienen un espíritu envidiable.
-¿Cómo compagina su profesión como veterinario con la escritura?
-Escribo desde las cuatro de la mañana hasta las siete y luego voy a trabajar. Lo compatibilizo y algunos de mis ganaderos han cogido el hábito a la lectura.
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