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«En un colegio mayor se aprende a convivir, a ser responsable, a ser prudente, a aceptar discrepancias ideológicas, a vencer el individualismo...». Miguel Cuesta ... tiene muy claro las numerosas ventajas de vivir la etapa universitaria en «un mayor». Es doctor en Historia del Arte y Musicología y catedrático de Estética e Historia de la Música, pero lleva a gala ser el presidente de la Asociación de Antiguos Colegiales del Colegio América y está inmerso en la organización de los actos –este próximo sábado a partir de las 19 horas–, del 50 aniversario del América. Cuesta llegó desde León a Oviedo con 17 años y guarda imborrables recuerdos de su etapa en el América, al que sigue dedicando su tiempo. La asociación es el faro del colegio y trabaja porque cumpla al menos 50 años más.
–¿Qué importancia tiene el Colegio Mayor América?
–El Colegio Mayor América es una institución muy prestigiosa en la sociedad ovetense y por ende, en la asturiana. Un referente. Para el acto de celebración de los 50 años hemos invitado a todos los exrectores de la Universidad desde los años 70 y exdirectores del Colegio. Los que no van a poder venir, me dicen que se alegran del trabajo que hace la asociación, que es el altavoz del Colegio. –¿Por qué ir a un mayor?
–Los colegios mayores se distinguen de las residencias en que están imbuidos en un espíritu, no se va solamente a dormir y comer. A los colegios mayores se viene hacer una carrera, pero, además, el colegial quiere conocer nuevas personas, personas que hacen carreras distintas, se crean filosofías distintas, se convive, se comparten cosas, cada uno colabora en las actividades para las que más capacitado esté.
–En su época, ¿había muchas actividades?
–Sí, había grupos de música clásica, tuna, montaña, fotografía, actividades culturales, sociales... Y las fiestas del América han sido, sin ninguna duda, las más importantes que ha habido en el ámbito universitario en los años 70 y 80. Todo el mundo quería ir.
–Y mucho deporte.
–La actividad deportiva era vital. Justo a pie de colegio están las instalaciones de la Universidad. En aquella época, había una competición que aglutinaba a todas las disciplinas deportivas que se llamaba Trofeo Rector. Competían todos los centros académicos y colegios mayores de la Universidad. Alguno de los deportistas de los equipos más relevantes de la Universidad –por ejemplo de baloncesto que estuvo en segunda categoría nacional o atletismo, que dio campeones nacionales–, residían en nuestro colegio. Algunos dormían en un pabellón al lado del CAU, pero luego hacían vida con nosotros. Eso reforzaba nuestros equipos. En los años 70, durante tres años consecutivos ganamos el Trofeo Rector y nos permitió lograr el trofeo en propiedad.
–Este sábado entregará el Trofeo Rector a la directora de Ayudas y Alojamientos.
–Sí, voy a entregar a la directora del colegio. Cuando cerró el colegio para la reforma, el trofeo se perdió. Lo recuperamos y se lo voy a dar a la directora para que lo tenga en el colegio.
–¿Cómo nació el América?
–Siendo rector Torcuato Fernández-Miranda, en el año 53, se les ocurre crear un colegio mayor nuevo para mantener relaciones con los asturianos y gente de la colonia española en Hispanoamérica. Tender lazos y puentes para que personas de allí pudieran venir a estudiar en Oviedo. Se encarga entonces a Joaquín Vaquero Palacios, prestigioso arquitecto, que empiece a estudiar la idea y se decide ubicar en un sitio complicadísimo desde el punto de vista geotécnico, al borde del promontorio en la avenida de los Catalanes; todo el colegio va anclado a pilotes que van a roca. Las terrazas que dan a León están en el aire. Es una obra muy interesante y Joaquín hace un trabajo estupendo. En el curso 70-71 empezó a funcionar con normalidad.
–¿Porqué tuvo que nacer la asociación?
–Desde la asociación lo que pretendemos es devolver al colegio y a la Universidad todo lo que obtuvimos de ella. Queremos servir puentes también a los alumnos actuales para ayudarles, enseñarles un poco cómo es la vida real y no la vida exclusivamente del desarrollo académico y demás. Y luego, dentro de nuestras posibilidades, hemos creado, financiado y patrocinado competiciones deportivas de todo tipo en la Universidad. Y también colaboramos en la organización de actividades culturales.
–Han pasado generaciones. ¿Hay mucha diferencia con los colegiales actuales?
–Somos conscientes que la sociedad cambia y todos los estamentos de la sociedad cambian. Los alumnos en la actualidad tienen un planteamiento más para sí, es decir, hay una sensación no tan de participación y de colaboración estrechísima como había antes.
–La asociación pidió año tras año la reforma del colegio. En 2014 reabrió tras siete años cerrado por los trabajos, en los que la asociación tuvo que mediar cuando, digamos, se enquistaron las obras. ¿Cómo está ahora el centro?
–El colegio, tras la reforma, quedó con un hotel de cuatro estrellas; si bien, ahora ya hay algunas zonas que reparar.
–¿Qué desea para el América?
–Que pueda celebrar otro 50 aniversario más, será la garantía y la muestra de que ha seguido vivo el espíritu del colegio y de que todo ese esfuerzo, todo nuestro interés, toda esta ilusión y toda nuestra dedicación a lo largo de los años, primero como colegiales y ahora como miembros de la asociación, ha servido para algo y que todo lo que se hace redunda en los colegiales.
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