Los Bomberos piden otro parque más próximo a las rondas «para llegar antes a los incendios»
El cuartel de Rubín, sede del SEIS y la Policía Local, cumple veinticinco años envuelto en obras para mejorar la eficiencia energética
El edificio de Seguridad Ciudadana cumple sus bodas de plata. En mayo de 1999, el entonces alcalde, Gabino de Lorenzo, inauguró estas instalaciones construidas por ... la empresa Ceyd con una inversión de 535 millones de pesetas –al cambio unos 3,2 millones de euros–, que supusieron el derribo de la caja de reclutamiento del Rubín. Desde entonces, una parte del inmueble se dedica a la Policía Local y el resto al Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS).
Más de un funcionario ha pasado media vida en esta zona. Primero por la mili y ahora es el lugar al que acude a diario a trabajar. Las instalaciones en su momento fueron «muy pioneras», recuerda Aitor Melgar, del sindicato Sipla, pero con el paso del tiempo surgieron las deficiencias. Ahora, de hecho, el cuartel se encuentran en obras. Contratada por el Ayuntamiento, la empresa Sardalla Española ejecuta, con un plazo de nueve meses, la renovación de la envolvente y la sustitución de ventanas. Con un presupuesto de 1,91 millones de euros. Además, a mayores, habrá obras para implantar toda la tecnología necesaria para controlar la Zona de Bajas Emisiones.
Unas mejoras que han provocado que los funcionarios echen la vista atrás y destaquen que ambos servicios mejoraron al compartir sede. «Salimos de un parque pequeño y con pocas posibilidades para las maniobras», recuerda un bombero sobre la antigua ubicación del Parque de Servicios de la calle Capitán Almeida a uno con las «instalaciones más adecuadas» a las necesidades. ¿Cuál es el problema ahora? «Estamos más alejados del centro. Geográficamente es importante estar bien situados para llegar cuanto antes a los incendios y, aunque nos encontramos muy cerca de La Corredoria –el barrio más populoso de Oviedo–, estamos más alejados de la parte alta de la ciudad».
Una reivindicación compartida por el sindicato UGT en la sección de Bomberos, que pide construir un nuevo parque cerca de «las rondas». La idea ya se puso encima de la mesa bajo la dirección de Carmen del Prado y se estudiaron tres parcelas municipales: en Fozaneldi, que «es el sitio ideal»; en Ciudad Naranco, donde temen los atascos, y en Montecerrao, alejado de la otra parte de la ciudad. «La primera está cerca de la Ronda Sur; es un sitio estratégico y se le debería dotar de una zona de prácticas muy amplia», respaldó UGT.
De esta forma, se copiaría el modelo implantado en Santander con un parque ubicado en un lugar hiperconectado y donde todos los servicios se concentran en el mismo piso: «En Rubín estamos en una tercera planta y tenemos que bajar estos pisos para llegar a los vehículos cuando hay una emergencia». Además, sostienen desde UGT, los funcionarios se tienen que cambiar de ropa «casi a la intemperie» y detrás de los camiones. «Allí tienen una puerta corredera que separa los hangares y el nuevo parque deberá estar totalmente digitalizado».
«Un cambio brutal»
Por su parte, la histórica sede de la Policía Local fue en la calle Quintana –albergando después el registro– y durante las obras de construcción del cuartel pasaron a Ciudad Naranco. «El cambio fue brutal, la primera sede se estaba cayendo» y ocuparon unas dependencias modernas para aquella época, explica Luis Enrique Sainz, de CSIF.
No obstante, los problemas pronto empezaron a llegar. «Los días de lluvia se nos inundan los vestuarios», recuerda Melgar mientras que su compañero explica que estas «filtraciones las tenía que haber asumido la constructora», pero nunca se le exigió. «La solución a estos problemas llegó ahora gracias a los fondos de la Unión Europea», según remarca el primero, quien subraya la reforma que comenzó en enero para mejorar la eficiencia energética del edificio.
Sin embargo, los problemas continuarán en el interior. «El edificio desde fuera parece muy grande, pero nos queda muy justo para estar Policía Local y Bomberos», añade Melgar.
Los calabozos continúan inutilizados, limitados en su uso a un almacén porque su transformación en oficinas es complicada y al mismo tiempo costosa. También «hay problemas de seguridad» en la entrada. Argumenta el representante de Sipla que no está protegida con arcos de seguridad como hay en otras instituciones como la Junta General del Principado o en los juzgados. Asimismo, hay momentos que ningún funcionario vigila los accesos y «todo ello ocurre bajo una alerta antiterrorista 4+». «Una persona puede entrar en el cuartel de Rubín con un arma sin pasar ningún tipo de control», advierte.
Otro de los problemas, añade Sainz, es que «cada vez tenemos más vehículos y no hay plazas para todos». «Al ser híbridos, no doblan turno porque se les dejan descansar. Es decir, los que salen de mañana no salen de tarde y están aparcados en el patio». Esto provoca un problema cuando hay gélidas temperaturas: «Cuando nos montamos, el cristal se empaña» dificultando la visión en caso de tener que ir a una emergencia.
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