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HUGO ÁLVAREZ
«Cuando la Policía llegó, él no abría la puerta de casa y continuaba pegando a su madre»

«Cuando la Policía llegó, él no abría la puerta de casa y continuaba pegando a su madre»

Un hombre de 59 años desfigura a golpes a su madre de 81 en su piso en Oviedo | La mujer tuvo que ser ingresada en el HUCA, mientras su agresor fue detenido

CECILIA PÉREZ

Miércoles, 6 de febrero 2019, 00:35

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Ningún vecino, de los poco más de ochenta, que residen en el número 7 de la calle Lago Enol, en el barrio de Ventanielles, se explican qué le pudo pasar por la cabeza a A. G. R., de 59 años, para atacar a su madre con la violencia y agresividad con que lo hizo. Le desfiguró a puñetazos y le propinó varios golpes en el tórax.

La víctima, que responde a las iniciales de M. C. R. F., de 81 años, se encuentra ingresada en el Hospital Universitario Central de Asturias. Su hijo, detenido en los calabozos de la Jefatura Superior de Policía a expensas de pasar a disposición judicial, había vuelto hace año y medio a Oviedo, procedente de Argentina, para cuidar de su progenitora. Era habitual verlos juntos por Ventanielles. Nada hacía presagiar que acabaría dando una brutal paliza a su madre anciana.

El trágico suceso ocurrió este lunes. Eran las doce menos cuarto de la noche cuando Álvaro García, el presidente de la comunidad de vecinos, se dispuso a fregar el portal. «Yo me encargo de la limpieza y lo hago siempre de noche porque por la mañana hay mucho trajín de gente». Fue entonces cuando unos gritos le alertaron. «Escuché que una mujer estaba dando voces, gritando que 'me mata, que me mata, auxilio, ayúdenme'. Yo subí corriendo al tercer piso, creyendo que los gritos venían de ahí, pero no, eran del cuarto izquierda B. Cuando llegué, la mujer seguía gritando, piqué a la puerta pero nadie me abrió así que llamé inmediatamente a la Policía Local», relató este vecino que lleva residiendo en este bloque de ocho plantas y un bajo desde hace diez años.

«Siempre lo vi tranquilo, le hacía los recados y paseaba con ella», explica una vecina

Cuando la patrulla acudió hasta el lugar del suceso, llamó a la puerta de la vivienda pero el agresor no les abrió. «Llegó la Policía y todavía seguía pegándola, no abría», detalló Álvaro García, que estuvo presente durante el operativo policial. Fue tras la insistencia de los agentes cuando A. G. R. abrió la puerta de la vivienda. «Él no dijo nada, se quedó apoyado en el quicio, con los brazos colgando, las manos llenas de sangre y con una sudada tremenda», describió el testigo. Los agentes procedieron a su detención.

El panorama en el interior de la vivienda era desolador. Se encontraron a la mujer en un charco de sangre con la cara completamente desfigurada tras haber recibido una manta de puñetazos por parte de su hijo. «La vi cuando se la llevaban en la UVI móvil. Tenía la parte superior de la cabeza vendada, toda la cara amoratada y los ojos y los labios hinchados. Estaba desfigurada, hecha un cromo», contó a este periódico Álvaro García.

Un vecino tranquilo

La violencia con la que A. G. R. atacó a su madre no encaja con el perfil de hombre tranquilo que describen los vecinos del inmueble. «Nunca tuve problemas con él, no sé qué le pudo pasar por la cabeza. De hecho, antes de que pasara esto estuvo tomando algo en un bar del barrio, tan tranquilo. Nadie podía presagiar esto», aseguró García.

Pero su actuación fue lo que evitó una tragedia mayor. «Dio la casualidad que ese lunes me puse a fregar pronto el portal, si no, no me hubiera enterado». Porque a pesar de ser un bloque antiguo, con cuatro viviendas por planta, ningún vecino se enteró de lo que sucedía en el cuarto izquierda B.

«Yo vivo en el séptimo y no escuché nada», aseguró María Antonia Gómez. Es una de las vecinas más antiguas del bloque, junto a la víctima. Fueron de las primeras que habitaron este edificio. «Ella y yo inauguramos este edificio, es muy buena vecina, no puedo creer lo que le ha pasado», aseveró. Sobre el agresor, abundó que «siempre lo vi tranquilo. Le hacía los recados, paseaba con ella, la acompañaba al médico. Como cualquier hijo que cuida de su madre pero para acabar así más valía que no la hubiera cuidado», lamentó.

Álvaro García, el vecino que avisó a la Policía Local.
Álvaro García, el vecino que avisó a la Policía Local. Hugo Álvarez

El agresor llevaba poco tiempo residiendo con su madre en el piso de Ventanielles, apenas un año y medio. Regresó de Argentina tras el fallecimiento de un hermano con el fin de hacerse cargo de su progenitora. «Se vino porque a la madre se le murió otro hijo que vivía en la residencia de La Tenderina. Él era el que la visitaba todos los días y se ocupaba de acompañarla en sus paseos, pero murió de un infarto», relató un vecino que prefirió mantenerse en el anonimato.

El buzón de la casa familiar aún guarda el nombre de los tres hijos de la víctima ya que M. C. R. F. cuenta con otro hijo aunque no reside ya en el edificio, según explicaron los vecinos.

Y mientras la mujer permanece ingresada en el Hospital Universitario Central de Asturias dada la gravedad de sus heridas, aunque su vida no corre peligro, la Policía Nacional, que se ha hecho cargo de la investigación, busca aclarar por qué y qué llevó a A. G. R. a ensañarse con tanta violencia contra su propia madre, una anciana de 81 años.

Un suceso que ha dejado a los vecinos del número 7 del Lago Enol consternados.

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