

Secciones
Servicios
Destacamos
A las cuatro en punto de la tarde de este viernes, numerosas personas aguardaban con expectación ante el número 33 de la calle Uría para poder visitar el piso que, hasta el domingo, abre al público Marola Argüelles. Se trata de una suerte de tienda, en la que los visitantes pueden recorrer todas las estancias de la vivienda y comprar lo que en ella se exhibe, desde muebles a cuberterías.
Desde hace dos años, esta emprendedora ha encontrado en el vaciado de viviendas una manera de negocio y de preservar enseres y objetos que, de otro modo, podrían terminar en un contenedor. Su empresa, Orden Vintage, opera principalmente en Asturias y León, y se pone a disposición de familias y propietarios que no saben qué hacer con aquellos muebles y pertenencias que ya no pueden o no desean conservar.
«Aquí hay de todo. Gente que quiere vaciar el piso porque lo heredó de sus abuelos y no quiere ver sus pertenencias en un cubo de basura, y otros casos como este, que es un piso de alquiler y sus inquilinos deben abandonarlo», explicó.
Antes de embarcarse en esta iniciativa, Argüelles tuvo una tienda de ropa vintage en León. Esa experiencia le permitió comprender mejor el valor de los objetos antiguos y la importancia de darles una segunda vida.
Tras quince minutos mirando en la casa de Uría, José Luis decidió llevarse dos lámparas: «Es una maravilla. No sé quién vivía aquí, pero me lo llevaría todo», comentó emocionado.
El sistema es sencillo. Los visitantes pueden entrar en el piso, recorrer todas las estancias y seleccionar los objetos que más les interesen, como si se tratara de una tienda. Este modelo de venta, que en Estados Unidos ya se practica desde hace décadas, está ganando adeptos también en España.
Tras enterarse de esta iniciativa, Montse, acompañada de su hija, decidió acudir a la vivienda por pura curiosidad. «No esperábamos tanta gente, hemos terminado comprando unos libros que encontramos en una habitación», contó. Su hija, igualmente sorprendida, añadió: «Me parece una idea muy curiosa y diferente».
El negocio de Marola Argüelles sigue creciendo gracias al interés creciente por recuperar y reutilizar objetos con historia, ofreciendo una alternativa responsable y sostenible para quienes buscan dar una segunda vida a enseres con valor: «En todo esto me ayuda mi marido y mi madre, es una labor que a la gente le gusta. Tengo gente que viene de Madrid porque está de paso o de Galicia», agradece.
Publicidad
Jon Garay y Gonzalo de las Heras (gráficos)
Álvaro Soto | Madrid
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.