El centro ecuestre El Asturcón busca una salida tras cinco años cerrado
Ninguno de los contactos con empresarios hípicos ni con otro tipo de interesados han logrado recuperar el uso de las instalaciones municipales
G. D. -R.
OVIEDO.
Lunes, 17 de mayo 2021, 01:40
Cuatro meses después de tomar el bastón de regidor de Oviedo, Alfredo Canteli visitó el centro ecuestre municipal El Asturcón. Se le «cayó ... el alma a los pies» ante el deterioro de las instalaciones y anunció que no cejaría hasta encontrar «una solución para el hípico que aporte un retorno para la ciudad». Dos años más tarde, cuando se cumplen cinco del cierre del equipamiento, «se sigue trabajando». Hubo contactos el verano pasado con operadores y empresarios hípicos a nivel nacional para «recuperar su uso original y su rentabilidad en ese ámbito», pero todo sigue igual.
Publicidad
Las conversaciones no han fructificado. Chocan con el mal estado de las instalaciones y la cuantiosa inversión para poner en condiciones de uso el gigantesco equipamiento, de treinta y cinco hectáreas. El equipo de gobierno está dispuesto a subsidiar a la empresa que coja las instalaciones, pero no a destinar parte del exiguo presupuesto de inversión a pistas de equitación.
El Ayuntamiento aspira a arreglar, al menos, el edificio principal de El Asturcón a través de un plan de empleo, en el que parados se formarían para la construcción y rehabilitación actuando en varios edificios municipales. El problema es que los desperfectos van mucho más allá de los 1.400 metros cuadrados del edificio que alberga la cafetería. En El Asturcón hay edificados casi 20.000 metros cuadrados, entre picaderos, vestuarios, boxes o almacenes de grano.
Por el momento, el equipo de gobierno ha tropezado donde lo hicieron los alcaldes que le antecedieron. Hasta cinco intentos hicieron sus predecesores, Agustín Iglesias Caunedo y Wenceslao López, para relanzar la gestión del centro. Todos, al igual que varias negociaciones privadas, quedaron en nada. Tampoco fructificaron después los contactos con el Real Oviedo, que buscaba sitio para crecer más allá del Requexón, y no pasaron de la fase embrionaria las conversaciones con las federaciones de Tenis o los planes para dedicarlo al turismo de naturaleza.
Publicidad
Claro que a lo mejor, el hípico no existe. El Centro Ecuestre Municipal El Asturcón se comenzó a construir en 1997 sin que se aprobase el proyecto y sin los correspondientes permisos. Unas palabras públicas de Gabino de Lorenzo y un presupuesto publicado de 2,4 millones de euros le bastaron para que, la hoy extinta sociedad municipal de gestión del suelo, Gesuosa contratara los trabajos a FCC.
Sin proyecto
En enero de 1999 y cuando ya se habían gastado 12 millones (el coste final superó los 24), De Lorenzo llevó el proyecto a una sesión plenaria extraordinaria y urgente en la que ni siquiera figuraba en el orden del día el asunto. Ese fue uno de los motivos por los que, cuatro años más tarde, el Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) declaró «nulo y sin efecto» el Pleno y sus acuerdos. No se volvió a intentar aprobar el proyecto.
Publicidad
La historia, en realidad, empieza unos años antes, con el cierre del antiguo hípico en Los Prados. De Lorenzo anunció entonces la construcción de uno nuevo en Las Caldas al que se opusieron los vecinos. Tal vez por eso, el alcalde buscó un sitio sin vecinos. Eligió una finca municipal, luego ampliada con la compra de varias parcelas más hasta superar las 30 hectáreas, en El Molinón, a orillas del río Nora.
Allí, lejos de los ojos del mundo, el hípico empezó a crecer. La Consejería de Fomento dictó una orden de paralización de las obras, pero esas obras siguieron. De Lorenzo resumió que «falta un papelín» (o alguno más porque no tenía licencia ni informe de la CUOTA ni de Medio Ambiente ni de la Confederación), pero frenó los trabajos unos meses.
Publicidad
El centro, que abrió sus puertas en septiembre de 1999, añadió 410 boxes para estabular caballos y pronto mostró sus carencias. El Asturcón no tenía agua, ni depuradoras, ni accesos medianamente adecuados. Los campeonatos dejaban gradas vacías y poca gente. Pero había cosas que iban bien. Los 410 boxes estaban llenos. Tenía truco, el Ayuntamiento subvencionaba dos tercios de su coste. Con las cuadras llenas, también hacía falta más personal. El Ayuntamiento primero tiró de planes de empleo (hasta 83 mozos de cuadra fueron en una convocatoria), después privatizó con FCC la gestión. El acuerdo no duró. La empresa dio la espantada en 2003 y volvieron los mozos del plan de empleo. En 2004, se convocó otro concurso para la concesión del hípico y el golf a la vez y por cuarenta años. Urbaser picó el anzuelo a cambio de una subvención creciente de 600.000 euros al año. Hay quien sitúa el inicio del declive del centro en ese cambio de gestión, pero, en realidad, las primeras quejas por el deficiente cuidado de los caballos, de los boxes o de las pistas son anteriores.
Los problemas se agravaron. En 2010, dos estudios veterinarios confirmaron que la deficiente alimentación afectaba a un número importante de caballos. La falta de mantenimiento de las pistas causó lesiones. Los boxes se fueron vaciando. La sangría llevó a una reducción del número de caballos estabulados del 40,8% entre 2010 y 2012. Se quedaron solo los que no podían pagar el mantenimiento de sus animales sin la subvención del Ayuntamiento.
Publicidad
Mantener un caballo con el servicio integral costaba 270 euros al mes, menos de la mitad de lo que se pagaba en otras instalaciones cercanas. Aún así la atención era tan deficitaria que la mayoría optaban por pagar solo el box, unos 108 euros al mes. En 2016, tras dos licitaciones desiertas, el Pleno acordó suspender el servicio y cerró las instalaciones. Ahora se usan parcialmente, como centro de trabajo del Plan de Empleo Local.
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión