Queda en libertad la pareja de Susana Criado: «Solo quería sacarla del coche»

La magistrada sustituta del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Oviedo dictó ayer una orden de libertad para el detenido por la agresión a Susana Criado Antón, fallecida el sábado pasado a los 61 años de edad. El hombre, que responde a las iniciales M. A. declaró que «no hubo agresión» y que su único interés era «sacarla del coche para que no se fuera con su amiga», tal y como explicó a este diario su abogada, Esther Velasco. Según esta versión, no hubieran mediado golpes que le propiciaran la muerte. La fallecida, indicó M. A. ante la jueza, se desplomó en el portal de su domicilio en el edificio de Salesas.

Para tomar la decisión de puesta en libertad, la magistrada valoró que el informe forense «atribuye el fallecimiento a causas naturales derivadas de las numerosas patologías previas que sufría la mujer». Ante la evidencia, el Ministerio Fiscal no solicitó medidas cautelares y la jueza dictaminó en consecuencia. La causa, no obstante, seguirá instruyéndose por un delito de lesiones «sin perjuicio de que dicha calificación pudiese modificarse a lo largo de la instrucción», informó el Tribunal Superior de Justicia de Asturias.

La letrada que asiste al presunto agresor valoró en este sentido que «no había requisito alguno para la entrada en prisión. Ni antecedentes, ni peligro para la supuesta víctima».

Con los mensajes y testimonios de quienes vieron con vida a Susana Criado por última vez el sábado se puede reconstruir el episodio hasta su fatal desenlace. Por la tarde, cerca de las seis, la mujer acudió a pedir en las inmediaciones de la iglesia de Salesas, donde acostumbraba. «Ya venía mal, decía que le habían quitado el dinero y estaba agitada», explican comerciantes de la zona que la conocían.

Hacia las 20 horas se puso en contacto con una vieja amiga, María Jesús Lastra, para que avisara a otra, Laura Darriba y acudiera en su ayuda. «Por favor, llámame a Laura y que me venga a buscar, me ha echado de casa», explicó ayer, ante los medios de comunicación en la plaza de la Constitución, que le dijo la víctima. Hasta la Casa Consistorial se acercaron ambas para asistir al minuto de silencio convocado por la Delegación de Gobierno, el Principado y el Ayuntamiento en señal de repulsa contra la muerte de Susana.

Ninguna de las dos imaginaban el desenlace. «El error que cometió fue volver a casa a por sus cosas y ahí la enganchó», indicó Lastra.

Antes de las diez de la noche, Darriba se acercó hasta la vivienda de su amiga con el coche, al que Susana se subió. Sin embargo, apareció M. A. «Si le doy una hostia en ese momento, igual yo me iba al calabozo pero Susana estaría hoy viva», se sinceró ayer Darriba. «Luego ya no vi nada, la metió en el portal y había mucha gente alrededor preguntándome qué había pasado, me la encontré en el suelo tirada», mantuvo su amiga ayer.

Lo que media entre el supuesto forcejeo y la detención de M.A. por parte de la Policía Nacional quedó registrado en las cámaras del circuito cerrado del inmueble de Salesas. Según dos versiones también contradictorias recabadas por este diario, el supuesto agresor habría asestado un puñetazo bien en la cara, bien en el pecho a Susana. Sin embargo, en la declaración de ayer, tras haber pasado dos días en el calabozo, negó tal extremo afirmando que la mujer «se desplomó».

Susana Criado llegó en ambulancia al Hospital Universitario Central de Asturias unos minutos después y fallecería hacia las 23 horas. Darriba fue la primera en recibir la noticia de su muerte. «Ya estaba muy mal, los servicios médicos estuvieron mucho tiempo reanimándola, me temía lo peor», recordó.

La familia de Criado, según fuentes próximas, está estudiando personarse en la causa ante la puesta en libertad de M. A. El funeral, previsto para ayer en León finalmente se celebrará hoy a primera hora de la tarde. Susana será enterrada junto a sus padres.

Lastra, presidenta a la sazón del colectivo transexual Soy Como Soy de Gijón, quiso recordar ayer sus vivencias junto a Susana. «La conocí con 15 años y recorrimos mucho. París, Lisboa, Barcelona, Bilbao, media España juntas. Más que mi amiga era como una hermana, para cualquier cosa me llamaba», rememoró. «La pena es no haber sabido antes que esto iba a acabar así y haber llamado a la Policía». Las dos amigas acudieron a Salesas y al domicilio a poner sendas velas en recuerdo de Susana.