«Dejo la presidencia de la Ruta de los Vinos, han sido años maravillosos»
«He podido crear nuevos proyectos ilusionantes y lo lógico es que ahora me eche a un lado tras abandonar la sociedad de Secreto a Voces»
ALBERTO ARCE
OVIEDO.
Lunes, 27 de junio 2022, 02:57
Edén Jiménez (Madrid, 1986) ha vendido sus participaciones en la sociedad del Secreto a Voces, el local que regentaba en la Ruta de los Vinos, ... para centrarse en sus nuevos proyectos. La decisión, explica en una entrevista a este diario, «no es fácil, pero a un hostelero lo tiene que mover la pasión, nunca otra cosa, y tengo muchísimas ganas». Con ello, también deja libre la presidencia de la asociación de hostelería de la calle. Eso sí, «orgulloso de lo que hemos conseguido».
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-Tras varios años al frente de la Ruta de los Vinos, ¿por qué ha decidido dejarlo?
-Es la consecuencia, no la causa. Después de diez años de trabajo, he decidido dejar de pertenecer a la sociedad del Secreto a Voces, he vendido mis participaciones. La Asociación Ruta de los Vinos nació porque los hosteleros de la calle nos unimos para defender nuestros locales de manera individual y en conjunto. Por eso, no tiene sentido que siga siendo el presidente ahora. Lo dejo, pero lo que tengo muy claro es que han sido años maravillosos y que hemos creído en ello.
-¿Así, sin más?
-No es una decisión precipitada. Cuando empezamos en esto, cogimos una asociación deshecha, con un 'pufo' bastante grande y costó mucho sacarla adelante, pero lo hicimos. Somos un grupo de hosteleros completamente diferentes, y eso es precisamente lo que hace que la Ruta siga funcionando. En mis diez años aquí no he visto ninguna otra calle que esté llena o con ambiente siempre. Ha cambiado mucho, esto era una zona casi de copas y ahora los locales abren desde primera hora.
-¿Lástima al dejar el Secreto?
-Muchísima. Secreto a Voces fue uno de esos hijos de la crisis por el que nadie daba un duro y había pocos locales como ese cuando lo abrimos, pero el tiempo le ha dado la razón y lo ha convertido en un referente; ahora ha vivido otra, mundial, pero hemos conseguido salvarlo. Tiene sentido que, después de todo, me ponga a un lado y me dedique a mis propios proyectos. Pero sí me gustaría decir que me llevo más de lo que dejo, sobre todo, la pasión, la profesión y las ganas que hemos tenido siempre de salir adelante. A veces, no todo depende de realizar una inversión, sino de algo en lo que creer. Por eso hemos tenido el mejor equipo humano. Me siento muy orgulloso de la gente que me ha rodeado.
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-Tiene un proyecto en Bueño y otro en Ribadesella, ¿piensa irse de Oviedo por completo?
-No. Aquí aún mantengo el obrador.
-Pero será solo una parte del negocio...
-He podido construir unos proyectos personales que me ilusionan y me mueven, y sé que vendrán otros, quizás también en Oviedo. Lo mejor que nos pasó durante la pandemia es que nos hizo pensar en cómo podíamos seguir trabajando y así ha ido naciendo todo esto.
-¿Diría que el asociacionismo le funciona a la hostelería?
-Hace doce años no me gustaba nada, pensaba que era algo negativo, pero he ido entendiendo que es algo base para el sector. Es muy necesario, siempre que sea para sumar, claro, y no como una medida de presión contra otros hosteleros. Asociaciones hay muchas, lo importante es que se junten las personas adecuadas.
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-¿En la Ruta les ha servido?
-Hay una parte muy importantes en todo esto, y es la iniciativa propia. Si se hacen muchas cosas en la calle Gascona, es porque esos hosteleros tienen iniciativa, y lo mismo en cualquier zona. Aunque sí es cierto que el Ayuntamiento parece que ha ido concentrándolo todo en El Antiguo. Todo pende de un hilo muy fino y lo que puede mantener a una zona funcionando es la pasión y el esfuerzo de esos hosteleros.
-¿No está contento con lo hecho por el actual equipo de gobierno, entonces?
-No tiene nada que ver. Una asociación como la Ruta de los Vinos es autosuficiente, que sobrevive sin tener que pedirle dinero a una administración u otra. Lo único en lo que nos han ayudado económicamente ha sido en la estatua que hemos colocado en la calle (de Kiko Urrusti). Nunca hemos ido a pedir que nos paguen esto o lo otro.
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-El sector clama estos días por la falta de camareros, ¿qué piensa de esto?
-Eso es mentira o, al menos, no es una verdad completa. Lo que nos faltan son escuelas de hostelería que formen a personas que encuentren allí sus vocaciones y se acaben convirtiendo en profesionales. Yo fui a la del Pavo Real en el Campo San Francisco y me enamoré. No es que no haya personal, sino que hay que analizar por qué ocurre; no nos podemos quedar en que no hay camareros ni cocineros. Lo que faltan son escuelas. Es así, el futuro de la hostelería, se quiera o no, pasa por abrir nuevos centros de profesionalización, y eso requiere inversión. Tristemente, hace más por esto un Nacho Manzano, por ejemplo, que la propia Administración.
-¿Cómo consigue usted a su personal, entonces?
-Formándolos yo mismo, claro, por esa falta de escuelas de la que hablo. Es una inversión que tienen que acometer los propios negocios de hostelería.
-¿Qué diría que le falta al sector?
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-Más gestores que hagan de los bares empresas.
-Desde la Ruta de los Vinos siempre han querido mantenerse al margen de la patronal (Otea), ¿por qué?
-Yo solo comulgo con las cosas en las que creo y nunca lo contrario. Ellos han entendido esto como política y no lo es, es asociacionismo, y en una mesa debe haber sentadas varias asociaciones, no una sola.
-Depende de la mesa...
-Lo mejor que le puede pasar a este sector es que cada vez surjan más asociaciones.
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