El Derecho como bandera y como forma de vida
Obsesivo y trabajador. Abogado de El Corte Inglés, profesor universitario, esposo y padre. Su vida es trabajar aunque no se despista ni un minuto para quedar con los amigos para jugar a las cartas; gran deportista de joven, se mantiene hiperactivo, «paciente y testarudo»
Obsesivo, testarudo, hiperactivo, abogado, profesor universitario. Vive con prisa, impaciente, maestro «de la pocha y el subastao», o al menos eso dice él, y con ... un carácter tranquilo hasta que le tocan las narices. «Me enfado poco, pero cuando exploto... Cuidado con la ira de los tibios».
Ahora, de deporte sólo el tenis, aunque de chaval y universitario la gimnasia deportiva y el atletismo no le veían delante. «Fui campeón de Asturias y subcampeón de España de gimnasia deportiva y tuve durante muchos años el récord de Asturias junior de 100 metros lisos hasta que me lo arrebató Pedro Pablo Nolet».
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De aquellos tiempos guarda las sabias enseñanzas de dos históricos entrenadores de Oviedo como Pepín Teverga, del Club Atlético Universitario (CAU) y de Juanjo Azpeitia, que años después dirigió con éxito la carrera del mejor atleta asturiano, Yago Lamela.
Eduardo Estrada Alonso (Oviedo, 1956) sonríe y observa a través de unas gafas metálicas que le confieren un aspecto bonachón. Le nacieron en la calle Fruela y es hijo de Luis, cirujano en su tiempo del Hospital General, y de Olga. Eduardo es el tercero de siete hermanos y desde hace ya bastantes años está casado con María Victoria Azcona, hermana del periodista y empresario Lalo Azcona, y tiene tres hijos: Santiago, Juan y Victoria.
«La infancia la pasé jugando en el Campo San Francisco, en el paseo del Bombé». Estudió en el Loyola y como era trasto y mal estudiante, sus padres lo enviaron con 14 años al colegio Izarra (Navarra) para ver si entraba en vereda. «Estuve un año allí, pero no me adapté y volví a Oviedo al Alfonso II, donde me di cuenta que había que estudiar para aprobar». Aprobó y comenzó Derecho, «donde estudié como una bestia, sacando muy buenas notas».
Al acabar, estuvo de pasante con José Carlos Botas, «en La Coruña con un tío mío y luego inicié en solitario mi camino, conocía a Isidoro Álvarez y llevo más de 40 años siendo abogado para El Corte Inglés». Esa amistad le ayudó a encarrilar su carrera como profesor universitario porque, pese a que ya era docente prácticamente desde que acabó sus estudios, la amistad con el gran gerifalte de El Corte Inglés le sirvió para dirigir «una cátedra de Distribución Comercial que nació de un convenio de la Universidad y la Fundación Ramón Areces».
Asegura que nunca ha sido de salir por la noche, aunque reconoce que conoció a su mujer con 16 años por los bares de Oviedo. «Ella tampoco era muy de salir». Parece que el destino tuvo que trabajar bastante para unirlos.
«Tengo una casa en Las Regueras donde nos unimos los amigos para jugar a las cartas y charlar y aunque leo mucho, casi siempre es sobre Derecho». La pasión por la Abogacía es palpable incluso cuando ve series, pues una de sus favoritas es 'Suits'. Adivinen la temática.
Sonríe por defecto y tiene un buen sentido del humor. Es afable, más de cerveza que de vino y le gusta comer, «aunque ya me han dicho que tengo que adelgazar unos kilitos». La música sólo en el coche y de cantautores. Canta con ellos y dice que lo hace bien.
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