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El bisnieto y la tataranieta del arquitecto burgués frente a la casa del Conde en la calle Argüelles ALEX PIÑA | CAROLINA SANTOS E. C.
El «don especial» de Juan Miguel de la Guardia

El «don especial» de Juan Miguel de la Guardia

Familia. El bisnieto y la tataranieta del arquitecto burgués se muestran «emocionados» por la petición para reconocerlo como Hijo Adoptivo de Oviedo a título póstumo

ROSALÍA AGUDÍN

Domingo, 5 de julio 2020, 01:11

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Juan Miguel de la Guardia, el arquitecto burgués por excelencia de Oviedo, falleció a los 61 años en 1910. Gran trabajador, por la mañana supervisaba las obras y por la tarde se encerraba a dibujar en su estudio, ubicado en el número 12 de la calle Uría. Sobre una mesa de color negro trazó cada rincón del palacete de Villa Magdalena, la casa del Conde, el kiosco de la música del paseo del Bombé o la plaza de toros. Hasta trescientas edificaciones firma por todo Asturias.

Su legado llena de «admiración» a su bisnieto, Ángel Martínez de Azcoitia de la Torrre, y a su tataranieta, Águeda Martínez de Azcoitia, quienes apoyan de forma acérrima la propuesta de la asociación Los Franciscanos para que el santanderino de nacimiento sea declarado Hijo Adoptivo de Oviedo a título póstumo. «Era hora de que se acordasen de él. Estamos emocionadísimos y falta que le hagan una estatua», cuentan ambos desde uno de los lugares estratégicos de la ciudad, la calle Fruela.

Juan Miguel de la Guardia, de traje a la derecha, en una fotografía que su bisnieto guarda de recuerdo
Juan Miguel de la Guardia, de traje a la derecha, en una fotografía que su bisnieto guarda de recuerdo

Estratégico, porque desde allí se divisan varios de los inmuebles más emblemáticos que diseñó y su planificación urbanística en pleno centro de la ciudad. «Era el hombre más listo de la familia. En el siglo XIX pensó que había que conectar El Antiguo con la estación, hizo la red de alcantarillado, edificios en vertical y pensó que la calle Uría debía de ser ancha».

Tanto, que ahora pasan sin ningún tipo de dificultad vehículos de grandes dimensiones, como los autobuses o los camiones de reparto de las tiendas: «Hacía las cosas a conciencia, tenía un don especial por el que no paraba de innovar».

Estudió Arquitectura en Madrid y continuó formándose en París. De allí exportó la idea de realizar con una estructura metálica el invernadero del palacete de Concha Heres.

Ángel Martínez de Azcoitia de la Torre señala los retratos de Leonor y Juan Miguel de la Guardia
Ángel Martínez de Azcoitia de la Torre señala los retratos de Leonor y Juan Miguel de la Guardia

Ahora todos estos recuerdos del que fuera arquitecto municipal de Oviedo se guardan como oro en paño en un álbum fotográfico. Allí están colocadas varias imágenes donde De la Guardia es el protagonistas. También, de sus construcciones. «Esta es la plaza de toros durante la construcción y la de encima, la familia en el kiosco de la música», describe orgullosa su tataranieta.

Mientras, su bisnieto tiene colgado en su despacho de la plaza de San Miguel de Gijón un retrato del arquitecto burgués: «Lo hizo Dionisio Fierros. A su lado está el de su mujer, Leonor de La Guardia. Eran primos, de ahí que lleven el mismo apellido». También su legado está presente en la casa de la familia en Granda. «Hay detalles que creemos que son de él», sostienen.

«Pena» por el Bombé

Ahora esta familia está feliz de que Oviedo proponga realizarle un homenaje cuando se cumplen 110 años de su fallecimiento. No obstante, la satisfacción podría ser aún mayor: «Da mucha pena ver cómo está el Bombé o la plaza de toros o que hayan derruido el palacete de Concha Heres», lamenta su tataranieta, orgullosa en cambio del estado en el que se encuentra los mercados de Villaviciosa y Mieres.

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