El BIC de la Fábrica de Gas

Dos intentos fallidos hasta la fecha: el primero promovido por el Grupo Gas Ciudad en 1999; y el reciente, en la Junta del Principado de Asturias, en febrero de 2021, por los grupos parlamentarios de Izquierda Unida y Podemos, no han conseguido hacer llegar a la orilla de la tranquilidad la salvaguarda del conjunto histórico industrial de la antigua Fábrica del Gas de Oviedo.

Criterios dispares están presentes en cómo abordar un asunto de interés público innegable.

Se ha requerido al gobierno municipal para que, en ejercicio de sus responsabilidades y competencias, trabaje hacia una respuesta positiva a la creciente demanda social de extender los actuales niveles de protección establecidos en el plan especial vigente al conjunto histórico industrial completo.

Por otra parte, la Corporación municipal, a través de la junta de gobierno, entiende que la última palabra sobre el particular la debe decir el Consejo de Patrimonio Cultural del Principado de Asturias, para lo que ha requerido pronunciamiento sobre el proyecto de descontaminación de los suelos -en curso-, así como en relación a las demoliciones 'incorporadas' al mismo en la solicitud de licencia de obras.

Existe también la convicción de determinadas organizaciones ciudadanas y algunos grupos políticos de que la incoación de un expediente BIC sería la mejor manera de bloquear cualquier tentación de hechos consumados. Eso sí, llevando adelante previsiones recogidas en el plan especial: introducción de cien viviendas, procediendo a diversos derribos, etc... Entienden que ese escenario condicionaría grave y definitivamente el futuro deseado para esta fábrica histórica.

Otras opciones abogan -sobremanera próximas a la organización profesional de los arquitectos, que no conviene olvidar que se nueve de los profesionales más cualificados competencialmente en estos asuntos-, por establecer una hoja de ruta 'pausada' y sin tomar decisiones precipitadamente, y máxime cuando el programa funcional del futuro equipamiento -el verdadero eje argumental del proceso-, está en mantillas: aparecen ocurrencias, aportaciones individuales, intereses creados e incluso espurios, descoordinación municipal entre concejalías, ya que cada una parece tener su propia idea sobre este asunto: economía, cultura, infraestructuras... Todo ello como una lluvia descontrolada sobre la actualidad de la Fábrica del Gas.

Trabajar en la definición del 'qué va a ser la fábrica' es lo esencial en este momento y sólo después deberá de estudiarse la compatibilidad irrenunciable entre conservación y refuncionalización.

En ese necesario guion 'no se deberá poner el carro delante de los bueyes', sino que procederá establecer un orden racional en el proceso: un acuerdo entre las partes, para solventar los interese dialécticos presentes; la formulación de un programa funcional revisión de los contenidos del plan especial; la tramitación del plan especial 'renovado y actualizado', y finalmente, la incoación de un expediente BIC, teniendo presente que en esa circunstancia ya no tendría una misión de contención ante la actual 'vía de agua patrimonial' sino que abriría el camino para la dotación económico-presupuestaria de la futura recuperación 'integral' de la fábrica

Para concluir, y nos remitimos al comienzo de estas notas, el BIC deberá llegar como fruta madura por el imperativo de cuajado natural del proceso que se desea. Ello en el convencimiento de que la asignación patrimonial como BIC introduce un factor de excelencia y calidad patrimonial, amén de otros argumentos de peso instrumentales entre los que no se pueden soslayar las expectativas de financiación de la operación a compartir entre las administraciones públicas.