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Comerciantes y hosteleros de Teatinos, ayer, en la plaza de las Palomas. FOTOS: PABLO LORENZANA
«Nuestro futuro es bastante negro»
Los negocios de mi vida: Teatinos

«Nuestro futuro es bastante negro»

Los comercios esenciales de Teatinos notan una bajada de las ventas y la hostelería espera reabrir en diciembre para evitar cierres

ROSALÍA AGUDÍN

OVIEDO.

Jueves, 19 de noviembre 2020, 01:00

Son un comercio esencial al vender productos de alimentación, pero su facturación se está resintiendo a final de mes. «El 40% del negocio es gracias a la hostelería y ahora está cerrada», lamenta Marcos Colunga, de La Alacena de Colunga en Teatinos. Con cinco empleados en el negocio, ninguno ha perdido su puesto en los últimos meses gracias «a que los jefes hemos reducido los ingresos».

Menos dinero para mantener unos puestos de trabajo que Janeth Murillo, de la peluquería Janeth's, no ha podido conservar. «Antes tenía dos empleados, pero con la bajada de clientes uno se fue y ahora el otro está a media jornada», cuenta. Su sector pide una bajada del IVA, que en la actualidad se sitúa en el 21%.

Un «futuro bastante negro» prevé Adolfo Jesús Costa, de la Parrilla San Julián, quien ha mandado a sus cinco empleados al ERTE. Sin fecha de reapertura, ni servicios a domicilio, las deudas «se van acumulando» y se suman a las del «primer confinamiento».

Con la persiana bajada también está Miguel Ángel de Dios, del Bodegón de Teatinos. Ha enviado a sus trece empleados al ERTE porque su modelo de negocio no se adapta al servicio de venta para llevar a domicilio. «Nuestra cocina es para comer en el restaurante, donde tenemos cinco comedores». Confía en reabrir en diciembre porque si no «cerraremos». «Pienso que para entonces podremos volver a la actividad, pero hay que sacar unas normas. Yo, por ejemplo, si tengo a cuatro personas en cada comedor podría tener abierto».

La pescadería El Ancla ha notado bajón en las ventas durante la semana. A eso de las once de la mañana estaba vacía, aunque se animó después. «Los fines de semana hay más ambiente, pero no compensa con las pérdidas del resto de días», señala Mario García, uno de los dos trabajadores de este comercio alimenticio.

El cierre obligado en Transfermanía, de Nacho Campomanes, llegó cuando sus ingresos llevaban ya desde marzo resintiéndose. «Tuvimos dos tercios de la facturación en verano y ahora cuando estábamos llegando a la Navidad nos declaran no esenciales. Hoy en día nos encontramos prácticamente parados», justificó para a renglón seguido pedir la reapertura del pequeño comercio. «Nosotros mejor que nadie controlamos el aforo. Entran una o dos personas y el resto ya sabe que tiene que esperar afuera haciendo cola».

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