La hostelería y el comercio de El Antiguo quieren hacer del barrio «un referente»

El corazón de Oviedo respira piedra medieval y es uno de los principales atractivos de la ciudad para locales y extraños; sin embargo, aún necesita un empujón si lo que pretende el gobierno local es presentarlo -entre otras cosas- dentro de una candidatura a Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y convertirlo en la punta de lanza del turismo asturiano. Dos cuestiones con las que el tejido económico de la zona está comprometido y que unen a la hostelería y el comercio del casco histórico con el fin de hacer del barrio viejo «un referente» de toda la capital.

Lo explica la presidenta de la Asociación de Comerciantes del Oviedo Antiguo (ACOA), Sandra Sutil. Para ello, «la relación con hostelería y vecinos es excelente, pues los intereses por El Antiguo son comunes», señala. «Siempre contamos con su apoyo y hacemos acciones conjuntas». Además, continúa la comerciante, «para el tejido comercial, nos gustaría llegar a ser un área abierta». Algo que, en sus palabras, «potenciará la llegada de negocios a los locales vacíos, uno de nuestros proyectos inmediatos».

En la misma línea, los hosteleros del barrio confían en lograr un nuevo clima con la llegada de la nueva ordenanza de terrazas, asegura Casto Fano, presidente del colectivo de empresarios de El Antiguo. «Las terrazas nos van a hacer más competitivos, va a favorecer un Antiguo tranquilo, de terraceo diurno y con servicios. Eso genera puestos de trabajo y fija población, y el vínculo con los comerciantes es muy importante para ello», sostiene.

Mientras tanto, los vecinos no están del todo contentos con el nivel de resolución de los problemas del barrio por parte del equipo de gobierno. «Aquí estamos igual que siempre, porque no se ha hecho nada para frenar el abandono de El Antiguo», denuncia Juan García, porque «no hubo ni hay intención política para hacerlo». «La mayoría de la gente se ha ido de vivir de aquí y apenas queda Fina (Clemente) como la última de ese comercio de proximidad que se ha perdido en favor de bares de copas y que tenemos que recuperar», critica.

Una máxima que defiende, a su vez, Miguel Clemente, de Afectados por la Movida. «No es que las cosas no cambien en la zona, que no cambian, sino que van a peor, porque en tres años de mandato no han cumplido las promesas que nos hicieron durante la campaña electoral. Los grafitis siguen donde estaban y aún no han instalado las cámaras de seguridad», reclama el vecino.

Una problemática a la que se añade, explica el presidente de Oviedo Redondo, Manuel Almeida, el «muro burocrático» al que se enfrentan los propietarios de edificios en el barrio y que hace que «haya que estar tres años haciendo papeleo para sacar adelante unas obras», lo que, advierte, «frena su rehabilitación». Eso, y las «esperas eternas» por proyectos como el del Martillo de Santa Ana o el nuevo plan especial.

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