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La fachada del Auditorio Príncipe Felipe a la calle Pérez de la Sala, en el interior se aprecia que no hay sectorización entre los distintos niveles. M. ROJAS
Las obras del Auditorio, más de dos millones y aún sin proyecto después de año y medio

Las obras del Auditorio, más de dos millones y aún sin proyecto después de año y medio

El estudio incluye nuevas necesidades y trabajos antes no contemplados, pero Edificios aún no ha dado su visto bueno

GONZALO DÍAZ-RUBÍN

OVIEDO.

Lunes, 24 de diciembre 2018, 04:18

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La adecuación del Auditorio Príncipe Felipe a la normativa contraincendios y de seguridad -no a la actual, sino a la vigente en 1999, cuando se inauguró el edificio- costará más de dos millones de euros, más del doble que las estimaciones iniciales, según confirmaron fuentes del equipo de gobierno. Lo que no pueden precisar las mismas es cuánto exactamente y cuándo se podrán acometer los trabajos: un año y medio después de que la sección de Edificios pidiese el cierre del edificio por sus «graves deficiencias de seguridad», aún no ha sido capaz de validad el proyecto entregado el pasado mes de agosto por el arquitecto Adolfo César Díaz Rubio.

Las primeras alarmas saltaron en marzo del año pasado. El plan de autoprotección del Auditorio, encargado a Premap, ponía en duda la seguridad del edificio después de 17 años en servicio sobre el antiguo depósito de aguas que diseño en el XIX el ingeniero Pérez de la Sala. Con discreción, el Ayuntamiento consultó de manera informal a varios arquitectos y expertos que confirmaron las apreciaciones del documento -algunas tan groseras, como tener que mantener abierta la puerta del cuarto técnico para que no se recalentara la maquinaria- y coincidieron en que era necesaria una revisión más a fondo. El estudio se encargó a José Luis Pérez-Lozao y el dictamen de este alarmó a los técnicos. La jefa de la sección de Edificios urgió el cierre porque «no resulta posible continuar» con su uso, ante «el grave riesgo para la seguridad de los ocupantes del edificio» y, tras firmar el informe, se fue de vacaciones en agosto.

La situación la desveló en exclusiva este diario en septiembre del año pasado, mientras el alcalde pedía informes a distintos servicios y otros externos para establecer un «plan de usos máximos», pero permitía que se celebrasen conciertos multitudinarios como el de Dani Martín. De aquel caos, salió un documento de la jefa de Bomberos, Carmen del Prado, acabó por suponer la clausura de las salas de la última planta, usadas cada mes para decenas de reuniones, encuentros y charlas formativas; del sótano con las salas de ensayo de la OSPA o la Banda de Gaitas; o, más grave, la prohibición del uso simultáneo de las salas Principal y Polivalente, que ha acabado por limitar el aforo máximo para eventos a 1.500 personas desde octubre del año pasado.

Más necesidades

El impacto de la medida se ha dejado sentir en cosas tan triviales como el contrato de apoyo a las actividades de congresos o de la Fundación Municipal de Cultura, que tuvieron que ser ampliados para contratar personal que haga de retén de vigilancia y evacuación durante los conciertos y eventos. El estudio en profundidad de las deficiencias, así como de las medidas correctoras posibles, encargado de nuevo a José Luis Pérez-Lozao, esbozaba una serie de obras que podrían acometerse en cinco fases y con un presupuesto estimado de 870.000 euros para garantizar la seguridad pasiva del edificio en caso de incendio. Entre los principales objetivos estaba la división en sectores del edificio, la apertura de una nueva salida de evacuación y completar la protección con rociadores de las salas Principal y Polivalente.

Ahora el proyecto de ejecución entregado en agosto, y al que ha tenido acceso este diario, añade nuevas necesidades y unidades de obra no previstas como la sustitución de muchos los falsos techos (410 metros en total) para eliminar de la cámara técnica el laminado de madera y sustituirlo por una estructura auxiliar de aluminio. No es menor, en el pavoroso incendio de Uría, 58, las llamas, de origen eléctrico, se iniciaron en el falso techo y quemaron toda la madera interior. También será necesario cambiar el actual telón cortafuegos, que divide las salas Principal y Polivalente y que se sustituirá por una triple mampara resistente a las llamas. Ello, obligará también a cambiar la maquinaria, dejando un pasillo técnico, y a instalar nuevos rociadores.

Algunas de las soluciones ya estaban previstas en el estudio de Pérez-Lozao, incluso fueron reconocidas por el autor del proyecto del Auditorio, Rafael Beca, como la necesidad de abrir huecos de ventilación en la escalera. El proyecto prevé hacerlo sin necesidad de sustituir la carpintería metálica actual dentro de los trabajos para sectorizar correctamente y adecuar la escalinata a la normativa, con la reforma de sus 118 peldaños.

Vestíbulo y presupuesto

El proyecto prevé también una completa reforma de la iluminación interior del edificio. La colocación de las lámparas encastradas en el suelo rompió la sectorización vertical, permiten que pase el humo o los gases en caso de incendio, y obligará a sustituir decenas de puertas que tampoco son estancas. Solo para poder seguir usando los palcos de la sala Principal será necesario elevar el suelo del antepalco 33 centímetros para evitar el escalón actual, cegar las salidas laterales y, además de otras tareas, acondicionar las escaleras de acceso a las butacas donde cada año, con ocasión del concierto de la Fundación Princesa, se han sentado la reina emérita o Felipe, hoy como rey y sexto de su nombre y antes como heredero de la Corona, o su esposa, la reina Letizia.

Con todo, siguen quedando tres preguntas en el aire: ¿cuándo?, ¿cómo? y ¿para qué?. La primera dependerá de que Edificios valide el proyecto y de la gripada maquinaria municipal para licitar los contratos. El Ayuntamiento ha reservado 2,5 millones de euros en el borrador de las cuentas de 2019 para mejoras de seguridad contra el fuego en edificios municipales. El como también es importante. Estaban previstas cinco fases, reducibles a tres, para ir recuperando espacios sin afectar a la programación musical, pero a las salas de conciertos les tocará cerrar y aún no se sabe cuándo ni por cuánto tiempo. El fin último del proyecto es adecuar el edificio a la normativa antincendios que nunca cumplió, pero algunas partes serán irrecuperables. La tercera planta, donde se ubica el restaurante y las salas menores, tendrá serias limitaciones de aforo aún después de las obras por la longitud inadecuada de los recorridos de evacuación. Tampoco podrá volver a usarse el vestíbulo para stands o eventos si están en uso otras partes del edificio. Cuando acaben las obras, el edificio no servirá para lo mismo.

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